Es difícil caminar por la Avenida Central de San José sin encontrarse con una venta de mercancía de capibaras cada 100 metros: peluches, bolsos, cuadernos, sombrillas, llaveros, brazaletes, entre otros Cada vez son más los comerciantes que se suman a esta tendencia, la cual apareció aproximadamente en diciembre pasado.
“Es una moda que, me parece, no se va a acabar pronto”, comentó Luis Rojas, dependiente de uno de los locales que tiene en vitrina peluches de estos roedores.
Sin embargo, surge la incógnita: ¿conviene apostar parte de su negocio a una tendencia que así como llegó de pronto, puede desaparecer? ¿Es realmente sostenible?
En El Financiero, le explicamos el efecto que el negocio de los capibaras tiene para los vendedores costarricenses, según la experiencia de tres de ellos.

Más oportunidades que retos
El primer obstáculo al que se enfrenta un negocio es encontrar proveedores que le abastezcan de los artículos que desea ofrecer.
Xiomara López, vendedora, explicó que la forma más fácil de hacerlo es mediante compras a bodegas de productos chinos en Costa Rica, así se evitan “el estrés de hacer todos los trámites” y el precio es considerablemente bajo.
No obstante, el precio es un poco superior en comparación con adquirirlo directamente en el país asiático, por lo cual, para asegurar una buena ganancia, debe aumentar el precio de lo que ofrece en su tienda.
Por ejemplo, los peluches de capibara grandes de 45 centímetros (cm) los vende a ¢11.000 y ¢9.000, según los adornos que tenga; los medianos, de unos 25 cm, entre ¢6.400 y ¢3.950; mientras que los pequeños, de 12 cm, a ¢2.950. Los llaveros cuestan ¢1.000.
Si se toma en cuenta que los artículos son adquiridos al por mayor en las bodegas, la ganancia es “bastante buena”, en palabras de López.
Douglas Valverde y Luis Rojas, ambos dependientes de tienda, confirmaron que también utilizan el mismo método para obtener su mercancía, pues consideran que la variedad es cada vez mayor, no solo en variedad de presentaciones del animal, sino en sus colores y adornos.
Como cualquier otro producto, su precio cambia según la persona o local que lo comercialice. Sin embargo, en el caso de los capibaras, la disparidad es considerable en tanto cada uno trata de asegurar la mayor ganancia posible.
Mientras en el centro de San José, en los alrededores del Parque Central, el precio de un llavero es de hasta ¢2.500, hacia el Mercado Central es de solo ¢1.000 en el mismo diseño y tamaño, una diferencia de 85% en el precio en cerca de 500 metros de distancia.
En principio, el capibara que porta una mochila de tortuga y otro con una zanahoria sobre su cabeza eran las únicas opciones, pero hoy se pueden encontrar con ropa, trajes de otros animales, en colores como rosado y amarillo, con movimiento y uno que parece respirar.
Gracias a esto, los tres comerciantes coinciden en que el perfil de cliente se amplió a todas las edades, por lo que en promedio la mercadería que compran la venden en una semana.

Valverde afirmó que la tienda donde trabaja está casi desabastecida de estos productos, pero ya hizo el pedido para la primera semana de junio y los próximos meses.
“Se venden demasiado rápido, tenemos que traer constantemente”, comentó.
La clave para evitar pérdidas
Para Ginette Quesada, profesora de mercadeo de la Universidad Fidélitas, establecer un factor diferenciador en el negocio es esencial si desea sumergirse en la venta de productos por tendencias.
Según Quesada, un problema al que la mayoría se enfrenta es que su oferta es igual a la de sus competidores, por lo que los clientes empiezan a basarse en quién les vende al menor precio. Esto conlleva pérdidas a gran escala y da pie a que se acumulen las existencias en bodega.
“Ese diferenciador, sin embargo, no debe ser el precio, sino algo que haga único lo que se vende; por ejemplo, crear piezas artesanales, personalizar los peluches para fechas especiales o hacer ‘paquetes especiales’; aquellos que se dedican al negocio de comida, una sugerencia es cocinar platos especiales inspirados en la moda del momento”, comentó.
Estas estrategias dan un valor agregado, de forma que se justifica aumentar el precio y asegura que los interesados en adquirir sus productos lo busquen a usted directamente.
Por otro lado, escoger cuál será esa innovación dependerá de su capacidad de estudio de mercado y las necesidades de su público de interés con base en la edad, gustos y área comercial.
“Esta moda, que empezó en 2020, se va a acabar en algún momento como ha ocurrido en otras épocas con otros personajes y animales que llaman la atención en redes sociales, pero aprovechar la oportunidad es importante en el mercadeo y es parte de manejar un negocio”, afirmó.
¿Y si quiero importar mi propia mercadería ‘de moda’?
Una opción cada vez más popular entre emprendedores es importar directamente desde páginas chinas como Alibaba o Aliexpress. Para hacerlo, Rachel Scott, emprendedora, explicó que hay dos alternativas.
La primera consiste en comprar los productos y enviarlos a un contacto que se tenga en Estados Unidos, usualmente en Miami.
“Esa persona puede recibir la mercadería y agruparla en un contenedor que luego se transporta por vía marítima hasta Costa Rica”, aseguró Scott.
La segunda es utilizar un servicio de importación con bodegas en el país norteamericano. En dado caso, la empresa le asigna al cliente un casillero con dirección y número específicos.
Al hacer la compra en la página china, se coloca esa dirección como destino, luego, el importador se encarga de traer los productos al país, ya sea por avión o barco.
El cobro suele hacerse por libra, con tarifas mínimas de entre $5 y $6. Además, existen categorías como paquete “pequeño” y “grande”, que influyen directamente en el costo, pero varía en función de la empresa.
Por ejemplo, una situación común es que si un artículo pesa siete kilogramos y se colocan seis unidades en una sola caja. Se cobra como grande, lo cual es más caro que enviar dos cajas separadas con tres unidades cada una, calificadas como pequeñas.

“Es importante tomar en cuenta que, en muchos ocasiones, el envío puede superar el precio del propio producto, por lo que no suele ser tan factible”, agregó.
También se debe considerar que el tipo de producto influye en las tarifas y condiciones del transporte. Asimismo, algunos llevan los paquetes hasta el domicilio según el radio de alcance de las entregas, pero suele pagarlo el cliente.
Por eso, enfatizó que es clave planificar bien el volumen, peso y empaque antes de hacer la compra.