El precio del dólar en Costa Rica dejó su relativa estabilidad. Se inclinó la balanza hacia la disminución, la cual tocó niveles tales que son imposibles de comparar con el régimen cambiario que tenemos actualmente.
Los valores alcanzados fueron más bajos que el periodo de banda cambiaria, que estuvo vigente entre el 2006 y febrero del 2015, implementado por el fallecido Francisco de Paula Gutiérrez, expresidente del Banco Central de Costa Rica (BCCR) quien tuvo a cargo el inicio de ese régimen y además del Mercado de Monedas Extranjeras (Monex) como lo conocemos hoy.
Para comparar el tipo de cambio que tuvimos en días recientes incluso hay que modificar la metodología, si se le puede decir de esa manera.
Primero, no se debe emplear el promedio ponderado del Monex, pues se carece totalmente de precios más bajos. Así que, en época de este mercado, el final de noviembre y los primeros días de diciembre del 2025 son ahora el momento en el que tuvimos las cotizaciones más bajas.
Pasamos a usar otra serie para comparar. Recurrimos a la referencia calculada por el BCCR para el precio de venta. Este es el que usualmente vemos acompañado con el de compra. Para explicarlo de manera más sencilla, procedimos a usar el tipo de cambio que calcula el Banco Central con los precios de venta de transacciones reales del día anterior de todos los intermediarios cambiarios con el público de manera ponderada (más que un promedio).
De esa manera, el valor de referencia de venta para este 5 de diciembre fue de ¢490,78 por dólar.
La última vez que estuvo por un valor más bajo, aunque sea por céntimos, fue hace dos décadas. Específicamente el 28 de octubre del 2005, cuando se marcó un precio de ¢490,68.
En ese entonces el presidente de la República era Abel Pacheco y en Costa Rica aún estaban bajo monopolio estatal el sector de seguros voluntarios y las telecomunicaciones.
Lo curioso no es solo el valor, sino que fue hace dos regímenes cambiarios. En ese entonces funcionaban las minidevaluaciones, que eran ajustes pequeños de manera diaria.
En medio de los valores se ubican todo tipo de tormentas para el precio de la divisa: la pandemia, guerras, la crisis financiera del 2008 y 2009 y hasta la reforma fiscal de Costa Rica.
La razón de ese descenso es básicamente que al país llega un exceso de dólares y, por lo tanto, se genera una presión hacia abajo.
Como es usual cuando ocurren esos vaivenes, economistas y analistas del mercado nos brindan sus explicaciones, al tiempo que algunos se ubican en diferente medida a favor o en contra de la apreciación del colón.
En economía y en mercados activos, toda acción tiene una reacción o consecuencia. Un dólar más barato hace que las empresas extranjeras que están en Costa Rica y contratan personal tengan que traer más dólares de un mes a otro si la moneda baja de precio.
Recordemos que muchas de esas compañías no realizan ventas locales o directas desde sus operaciones en el país. Pueden ser departamentos de grandes corporaciones, las cuales deben mandar dinero para pagar los salarios de aquí, pero no generan ingresos de manera directa.
Por otro lado, un dólar más barato podría generar sonrisas entre los consumidores de combustibles, los encargados de compras de la Refinadora Costarricense de Petróleo y de servicios de telecomunicaciones, como las tarifas que pueden cobrar las empresas que brindan las conexiones a cables submarinos de fibra óptica.
Otro ejemplo llano es que la mensualidad de Netflix de $9 llevada a colones, hoy puede costar ¢4.417. Hace un año, su precio rondaba los ¢4.600, depende del día en que se haga el cálculo.
Si volvemos a lo que sucedió esta semana, se puede decir que para el 5 de diciembre se detuvo la tendencia bajista en el Monex. El mercado cerró la primera semana de diciembre con un valor de ¢489,44, poco más de un colón por arriba del día anterior.
Otra particularidad de las sesiones recientes es la participación activa del Banco Central como comprador. Esta acción hace que el BCCR se convierta en un participante relevante que hace transacciones que tarde o temprano terminan por afectar el precio final.

Recordemos que la entidad también es un garante del funcionamiento del mercado. Aunque formalmente no ha hecho compras de estabilización del precio, su sola entrada en el mercado es relevante.
---
Colaboró la periodista Marcia Solano.