Edgar Ayales ingresó al salón de conferencias donde un grupo de periodistas mataba el tiempo contemplando, desde el sexto piso del Ministerio de Hacienda, el ir y venir de transeúntes apresurados por el centro de San José.
Llegó con algunos minutos de retraso, algo que, según sus allegados, este ministro “no soporta”. La mortificación no le impidió hacer su tradicional ronda de apretones de manos y el ocasional “que gusto verte”.
La sonrisa que caracteriza su rostro, amplia y jovial, se apagó al sentarse a la cabecera de la mesa para disparar una ráfaga de porcentajes sobre la situación fiscal del Gobierno.
Esa sonrisa es el elemento más visible del don de gentes que se le reconoce a Ayales, pero no el único. Difícilmente su voz se eleva a tono de grito. Su discurso está salpicado de jocosidad, incluso cuando habla de discordia.
Su estilo lo ha convertido en el negociador del equipo económico de esta Administración. Un contrapeso a personalidades más explosivas.
Es una presencia que fue bienvenida en discusiones como las sostenidas entre banqueros y Rodrigo Bolaños, presidente del Banco Central, sobre el levantamiento del tope al crédito.
Es una facultad que no se debe confundir con levedad. En la conferencia de prensa las noticias no son buenas y tampoco son tan nuevas: una recaudación que, lastrada por el menor dinamismo de la economía, crece menos de lo esperado y un gasto público con su aumento inexorable, apático, exasperante.
Parte de esa exasperación se cuela en las declaraciones del ministro. “Es desesperante ver como se acaba el espacio para los esfuerzos administrativos”, dijo.
Son palabras con un tinte extraño para un hombre a quien el economista Eduardo Lizano describe como un “optimista inveterado”.
Tal vez la declaración fue estratégica. En dos semanas hará pública una lista de posibles acciones para atacar el déficit fiscal y necesita preparar el terreno.
O quizá fueron producto colateral de la amenaza del sindicato del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), que anunció su intención de presentar una acción penal contra el jerarca por asignar a la institución, en el 2014, un presupuesto menor al que manda la ley.
Esta no es la primera polémica en que se ve envuelto. La discordia viene con el cargo. El ministro de Hacienda no inaugura carreteras, hospitales o escuelas.
Este jerarca mete la mano en el bolsillo de los contribuyentes para sacar el dinero que es del Estado y le corresponde decir que aunque la Constitución promete el 8% del producto interno bruto (PIB) a la educación, el dinero no alcanza.
Del retiro al ojo del huracán
Esa es la tarea que Ayales se echó al hombro hace casi año y medio. Para asumirla, renunció a la vida de pensionado que llevaba desde que retornó a Costa Rica en el 2010.
La oportunidad de regresar a Guanacaste, provincia que lo vio crecer, se presentó cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) decidió ofrecer un plan de retiro adelantado a quienes estaban cerca de la edad de jubilación.
En ese organismo internacional trabajó durante 16 años este economista graduado de la Universidad de Costa Rica.
Anteriormente, laboró con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial.
En total, fueron 27 años los que vivió fuera de Costa Rica. La distancia y el tiempo no rompieron el vínculo, en parte gracias a las visitas de colegas.
Según él mismo dice, los economistas costarricenses son pocos y se conocen todos.
Por su casa en Washington desfilaron Francisco de Paula Gutiérrez y Eduardo Lizano, expresidentes del Banco Central de Costa Rica (BCCR) y también Luis Liberman, vicepresidente de la República.
“Fueron muchos los viajes a Washington en que nos reunimos”, recordó Lizano, a quien Ayales designa como su “maestro”.
La relación se remonta a 1970, cuando Ayales tenía 21 años y era funcionario del Banco Central. El joven economista fue coprotagonista del momento que Lizano señaló como el más emocionante de su vida en la función pública.
Ayales, Lizano, y la también economista Silvia Charpentier recibieron juntos, una madrugada de noviembre de 1989, la noticia de que los acreedores habían aceptado las condiciones de renegociación de la deuda externa de Costa Rica.
Esa cercanía con varios pesos pesados del ambiente económico ayuda a explicar por qué el nombre de Ayales surgió cuando la presidenta Laura Chinchilla comenzó a buscar un sustituto para Fernando Herrero .
¿Quién lo sugirió? Eso no lo recuerda Liberman, quien estuvo presente en la reunión en la que Chinchilla afinó la lista de candidatos. Lo que sí tiene claro el vicepresidente es que la sola mención de Ayales despertó consenso.
El vicepresidente fue el encargado de contactar al exdirector adjunto del departamento de estadística del FMI.
La idea de hacerse cargo del Ministerio de Hacienda surgió con lentitud. La reacción inmediata fue “buscar todas las razones por las cuáles yo no podía asumir esa posición”, rememoró Ayales.
La pirámide cuidadosamente estructurada de prioridades –entre las que destacaba el tiempo con los nietos– terminó sucumbiendo a la urgencia de la situación fiscal.
Hoy, el abuelo de dos, suma 18 meses en Hacienda.
Espíritu negociador
Si Edgar Ayales es una figura conocida en los círculos de economistas, para los funcionarios de Hacienda y el grueso de la población su nombre tenía poco peso.
El apellido es otra historia. Es hermano de Farid Ayales, quien fuera ministro de Trabajo en la administración Figueres Olsen, y de Antonio Ayales, director de la Asamblea Legislativa.
“Yo no lo conocía. Lo primero que hice fue poner mi puesto a su disposición, pero él me dijo que me sentara y le contara cómo estábamos trabajando”, recordó Randall García, quien fue el jefe de despacho del ministro.
Ayales llegó solo a Hacienda. En lugar de colocar a gente de su confianza, asumió el liderazgo de un equipo armado por sus predecesores. Trabajó en levantar el ánimo de los funcionarios, golpeado después del fracaso del plan de “Solidaridad Tributaria” y la salida forzada de Herrero.
Implantó un estilo de gestión aprendido en los organismos internacionales, en el que se delega pero no se olvida. No son extraños los correos enviados pasadas las 8:00 p.m., pues su jornada tiende a sobrepasar las 12 horas.
Durante su gestión, el Congreso aprobó los proyectos complementarios a la reforma tributaria. La Ley de Fortalecimiento de la Gestión Tributaria y la Ley de Transparencia Fiscal le dieron armas al fisco y lograron que el país saliera de la lista gris de paraísos fiscales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
No obstante, las finanzas públicas siguen en rojo. En 2014 el déficit fiscal crecerá hasta representar el 5,8% de la producción nacional.
De seguir el ritmo de endeudamiento actual, las obligaciones totales llegarían a representar el 51,5% de la producción en 2018.
Un problema que para Ayales no se resuelve con los esfuerzos administrativos de recortar gastos superfluos y mejorar la recaudación, sino con una reforma que llegue a representar el 3,5% del PIB en cinco años.
La construcción de esa reforma es un proyecto que el ministro viene fraguando desde inicios de año.
Sostuvo más de 50 reuniones con representantes del sector productivo, especialistas en derecho tributario, economistas y académicos en las que el objetivo era desnudar la fragilidad fiscal del Gobierno.
Hasta el momento la recepción ha sido buena, pero cauta.
El ambiente de cooperación podría romperse cuando Ayales presente su agenda para el diálogo nacional en pocas semanas.
En este documento estarán listadas posibles acciones a emprender para incrementar los ingresos y controlar el crecimiento del gasto.
Ayales ha dicho que todo estará sobre la mesa: exoneraciones, esquemas salariales del sector público y, la carga tributaria.
“Creo que esta estrategia de construir mediante un debate la reforma fiscal tendrá más éxito y Edgar tiene la disposición para negociar”, estimó Liberman.
Será un proceso largo que posiblemente rebase el cronograma que pretende llevar ante la Asamblea Legislativa, varios proyectos de ley antes del final de la Administración Chinchilla y, por lo tanto, el periodo de Ayales en Hacienda.
“Estoy comprometido con este proyecto. Si no se ha logrado concretar antes de que finalice la administración, yo siempre estaré a disposición del nuevo Gobierno, en la capacidad que me necesiten”, aseguró Ayales.
Al mando
Edgar Ayales suma casi año y medio al mando del Ministerio de Hacienda.
Mayo, 2012
Ayales es juramentado como nuevo ministro de Hacienda por la presidenta Laura Chinchilla. Sustituyó a Fernando Herrero.
Agosto, 2012
El Congreso convierte en leyes los proyectos “Ley de Fortalecimiento de la gestión tributaria” y “Ley de Transparencia fiscal”.
Noviembre, 2012
Costa Rica regresa al mercado internacional con una nueva emisión de bonos de deuda por $1.000 millones.
Enero, 2013
El ministro anuncia que trabaja en una nueva propuesta de reforma fiscal que incluye temas sobre la recaudación y los gastos del Gobierno.
Abril, 2013
Hacienda lanza una segunda emisión de bonos de deuda externa por $1.000 millones.
Setiembre 2013
Ayales presenta por primera vez el proyecto de presupuesto del Gobierno Central para el 2014 ante la Asamblea Legislativa.