La alcancía de las reservas internacionales en Latinoamérica se engordó en los años recientes.
Costa Rica no se escapó a la tendencia. Las reservas internacionales brutas del Banco Central de Costa Rica (BCCR) crecieron 44% entre marzo del 2012 y el mismo mes de este año.
Estos abultados depósitos plantean la posibilidad de variar el esquema tradicional de inversión, concentrada en el corto plazo y los bonos del Tesoro de Estados Unidos.
El debate es reciente. Para impulsarlo, el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) reunió a 19 representantes de bancos centrales latinoamericanos para analizar la diversificación de portafolios, según explicó a EF Ana María Carrasquilla, presidenta ejecutiva del FLAR.
En la región se han acumulado reservas internacionales, ¿cómo se deben administrar?
La acumulación de reservas internacionales la consideramos como una cosa positiva. Les da a los países un blindaje importante para prevenir o ayudar a mitigar una crisis. Tradicionalmente, los bancos centrales invierten en activos muy líquidos y de muy bajo riesgo.
¿Hay cambios en ese patrón?
A partir de la crisis de 2008, esos paradigmas cambiaron porque las calificaciones de riesgo de los países desarrollados cayeron y el retorno que esas inversiones le producen a los bancos centrales ha disminuido por políticas monetarias.
“Lo que estamos pensando es en estructurar portafolios más diversificados que produzcan más retorno con el mismo nivel de riesgo.”
El BCCR tiene invertidas más de la mitad de las reservas en Estados Unidos, ¿es demasiada esa concentración?
Depende de las necesidades de liquidez que tenga el banco y las amenazas de choques externos que tenga. Lo que sí vemos es que a nivel regional las reservas han crecido de manera importante en la última década. Han pasado de cerca de $200.000 millones en toda la región a $1.000 millones de millones.
“Creemos que para muchos países no necesariamente tienen que invertir todas las reservas con criterios de liquidez, sino que una parte con objetivos de más largo plazo que permita aumentar la rentabilidad”.
¿Qué implica un portafolio más diversificado para los bancos centrales?
Los bancos centrales deben desarrollar capacidades internas para poder medir y gestionar los riesgos adecuadamente.
¿Qué opciones se manejan?
Hay una discusión respecto a como se pueden incorporar nuevas clases de activos. Se están compartiendo experiencias respecto a si se debe asumir o no el riesgo de crédito o, en algunos casos, inversiones en acciones. Es una discusión para saber si estos cambios tienen sentido o no.
¿Hay anuencia en los bancos centrales a cambiar los plazos de sus inversiones?
El tema de liquidez depende de cómo cada país mide sus necesidades. En función de estas, toma decisiones de inversión. La discusión es más por el lado de qué hace cada uno más que sacar conclusiones puntuales si deben haber un portafolio de inversiones de más largo plazo. La tendencia es a tener portafolios más diversificados y, dentro de esa diversificación, se incluye la duración, no solo en Latinoamérica sino en el mundo.
¿Hay experiencias de diversificación en países desarrollados?
En América Latina sí, de diversificación hacia otro tipo de activos e inclusive con temas de duración. Hay algún esfuerzo de diversificación. Brasil es uno de ellos, México y Chile también. Ellos están haciendo esa migración a más diversificación.
¿Qué es el FLAR?
¿Qué hace? Es un fondo regional de reservas. Los países miembros hacen pulling de una porción de sus reservas internacionales para ayudarse en momentos de crisis de balanza de pagos o de liquidez.
¿Quienes lo componen? Actualmente hay siete miembros: Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú Uruguay y Venezuela.
¿Cuánto dinero administran? $2.280 millones en capital pagado.
Fuente FLAR.