Desde este lunes 6 de noviembre, el Banco Crédito Agrícola de Cartago (Bancrédito) desactivó las tarjetas de crédito en colones y dólares.
Esto quiere decir que ningún plástico funcionará para compras de ningún tipo, ni para retiros de efectivo. Tampoco operarán las tarjetas internacionales.
Por su lado, cada cliente debe cancelar al banco los saldos pendientes de pago, ya sea mediante el pago mínimo, pago de contado o pago extraordinario.
Las cancelaciones se puede realizar mediante una transferencia Sinpe, que se realiza con el número de cuenta cliente ligado a su tarjeta o en cualquier farmacia Fischel del país. El cliente debe guardar el plástico porque es necesario para realizar los pagos.
Otra opción es que el tarjetahabiente pueda gestionar la compra de la deuda con otro emisor del sistema financiero, explicó en un comunicado de prensa, explicó Sadith Céspedes, jefe del Centro de Tarjetas de Bancrédito.
Bancrédito atraviesa un proceso para retirarse del negocio de intermediación financiera, el cual debe concluir a más tardar en diciembre de este 2017.
Aunque el banco intentó vender esta cartera, los plásticos no resultaron atractivos para el resto de entidades financieras y a Bancrédito no le quedó más que cargar con su administración.
Sin embargo, como debe retirarse de la intermediación financiera, optó por desactivar los plásticos.
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En la actualidad, la cartera de tarjetas de crédito de Bancrédito está conformada por ¢8.500 millones, que provienen de 14.000 plásticos.
Los clientes pueden obtener información del monto a pagar de su crédito o tarjeta de crédito en el sitio transaccional de Bancrédito con su clave de acceso, o bien, llamando al número 2550-5060. También por medio del correo electrónico bancredito.digital@bancreditocr.com, o enviando un mensaje al Facebook: Bancreditocr.
Además de las tarjetas, Bancrédito tampoco logró vender más de ¢60.000 millones entre préstamos en dólares y colones, principalmente empresariales, confirmó a EF Gerardo Porras, gerente del banco.
Esto corresponde al 30% del monto total de la cartera que la entidad empezó a vender en mayo y está conformado principalmente por créditos empresariales los que, por su baja tasa de interés y plazo, no resultaron atractivos para los compradores.
Según Porras, los negocios que opera el banco son insuficientes para mantener su rentabilidad y solo pueden generar alguna liquidez.
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Lo anterior, le imposibilita a la entidad sobrevivir más allá de diciembre a menos que la Asamblea Legislativa apruebe algunas de las vías propuestas por el Gobierno y algunos diputados para dar un giro a la operación del banco y que este sea regulado como un banco de segundo piso.
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