A partir de este 1° de agosto todas las entidades del sistema financiero deberán migrar a un nuevo sistema de pagos que permitirá la implementación del formato de cuenta IBAN, un número de cuenta internacional estandarizado que identifica las cuentas de fondos a nivel nacional e internacional.
El nuevo estándar combinará la cuenta propia y la cuenta cliente a una sola, para tener una estructura de números y letras de 22 dígitos.
El reglamento de Sistema de Pagos, en su artículo 24, establece la obligatoriedad de relacionar el estándar del IBAN a todas las cuentas de fondos, tarjetas de crédito y operaciones crediticias que administren las entidades de sus clientes, siendo obligatorio además para ellas recibir transacciones que se realicen contra estos productos financieros.
Según el Banco Central, con el IBAN, cada cliente tendrá una cuenta con un formato usado en más de 60 países.
Desde el año pasado, varios bancos comerciales asignaron el IBAN a las cuentas y productos financieros de sus clientes, entre estos el Bac, Davivienda, Lafise, Promérica, Scotiabank y el Banco de Costa Rica.
Según explicó Carlos Melegatti, director de la División de Pagos del Banco Central, todas las entidades financieras ya están preparadas para recibir y enviar fondos con el nuevo código, pues los sistemas informáticos fueron modificados desde el 2017.
De este modo, se podrán hacer pagos dentro de un mismo banco, entre bancos, así como envío y recepción de dinero desde y hacia bancos en todo el mundo.
A partir del primer día de agosto, las entidades iniciaran el remplazo de las cuentas hacia la cuenta IBAN en todos sus canales bancarios.
De este modo, los clientes podrán obtener por sí mismos el dato de su cuenta IBAN mediante el sitio web de la entidad o por su estado de cuenta.
El proceso de migración hacia el nuevo sistema se realizó en dos etapas.
La primera finalizó en diciembre del 2017, luego de dos años de trabajo y consistió en el reemplazo de las cuentas clientes tradicionales por los nuevos códigos.
La segunda se enfocó en el cambio interno de los sistemas de las entidades para reemplazar las cuentas propias por cuentas IBAN en cada canal bancario que utilizaran los clientes.