El modelo Boeing 787-8 Dreamliner es uno de los más seguros del mundo. Desde que entró en operación, ha transportado a más de mil millones de personas sin incidentes fatales, según el director de Aeroespacial y Aviación de la Universidad de Cranfield, Graham Braithwaite.
Esa estadística se rompió el pasado 12 de junio en la ciudad india de Ahmedabad, cuando el vuelo 171 de Air India cayó pocos segundos después de despegar rumbo a Londres.
A bordo viajaban 242 personas. La mayoría eran ciudadanos indios, aunque también había británicos, portugueses y un canadiense. A ellos se sumaban los 12 tripulantes. El impacto de la aeronave contra un edificio residencial provocó la muerte de todos menos uno: Vishwashkumar Ramesh, un pasajero británico, logró sobrevivir. En tierra, otras 19 personas también fallecieron.
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Un mes después, la investigación preliminar entregó sus primeros hallazgos. El informe de la Oficina de Investigación de Accidentes Aéreos (AAIB) descarta por ahora cualquier fallo técnico, tanto en la estructura del avión como en sus motores. Pero deja en evidencia una acción que, según expertos en aviación, no pudo haber ocurrido por accidente.
De acuerdo con el documento oficial, los dos interruptores que controlan el suministro de combustible fueron movidos de “marcha” a “corte” justo después del despegue. La acción desactivó simultáneamente ambos motores. El avión perdió empuje y comenzó a descender. Uno de los propulsores logró reiniciarse segundos antes del impacto, pero ya era demasiado tarde.
En la grabación recuperada de la cabina, se escucha a uno de los pilotos preguntarle al otro: “¿Por qué desconectaste el combustible?”. La respuesta fue inmediata: “Yo no lo hice”. No se ha determinado cuál de los dos pronunció cada frase. En ese momento, el copiloto pilotaba la aeronave, mientras el capitán supervisaba.
Los interruptores de corte de combustible están diseñados para evitar manipulaciones accidentales.
“Para que un piloto pueda mover el interruptor, tiene que levantarlo y moverlo de forma muy clara”, explicó Braithwaite, en declaraciones a la BBC. Otro investigador citado bajo anonimato señaló al medio que es “casi imposible” cambiar ambos interruptores sin una acción deliberada.
Por ahora, el informe no recomienda ajustes a los protocolos de operación ni a los sistemas del Boeing 787 ni del motor GE GEnx-1B. La tripulación, según el mismo reporte, pasó los controles médicos, pruebas de alcoholemia y había tenido el descanso necesario antes del vuelo.

Para los familiares de las víctimas, las explicaciones no son suficientes. “Se deben tomar medidas contra los responsables del incidente”, declaró Ayushi Christian, esposa de uno de los pasajeros fallecidos, a la BBC en Guyaratí. El testimonio fue acompañado por otros reclamos similares: exigen respuestas, nombres y responsabilidades.
Air India, por su parte, no ha emitido declaraciones adicionales tras la publicación del informe. Mientras tanto, la AAIB continúa la investigación con análisis técnicos adicionales, exámenes post mortem y peritajes de las grabaciones y restos del avión. El reporte final se entregará dentro de un año.
Una de las víctimas, el médico indio Prateek Joshi, había subido una foto con su familia minutos antes del despegue. Había logrado que su esposa y sus tres hijos se reunieran con él en Reino Unido. Su amigo Mario Donadi, entrevistado por la BBC, describió el impacto del accidente con una frase: “Todo se derrumbó de repente”.