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Una víctima desafortunada e involuntaria. Así definió a su propia firma el CEO de Brown-Forman, la compañía fabricante de Jack Daniel’s, al referirse al posible impacto que los aranceles de Trump sobre el acero y aluminio tendrán en el precio del whisky fuera de las fronteras estadounidenses.
La responsable del popular destilado sería solo una de las firmas perjudicadas por el anuncio del mandatario si la Unión Europea toma represalias e impone una tarifa más alta para el destilado americano.
Un nuevo impuesto sobre el whisky en el Viejo Continente, el segundo mercado más grande a nivel global para este producto, no solo aumentaría los costos de producción de Brown-Forman, sino que estas alzas terminarían inevitablemente trasladándose a los consumidores.
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El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció la semana pasada su intención de imponer aranceles de un 25% a las importaciones de acero y de un 10% a las de aluminio, sin dar más detalles sobre los países afectados.
Y, el martes 5 de marzo, defendió su anuncio, al considerar “muy, muy injusta” la relación comercial con los 28 países europeos.
“Nos hacen casi imposible hacer negocios con ellos y, sin embargo, enviaron sus autos y todo lo demás a Estados Unidos”, agregó.
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La Comisión Europea respondió ante este anunció de forma estratégica. Resolvió imponer fuertes aranceles a las exportaciones de productos emblemáticos de Estados Unidos, adoptar medidas de salvaguardia y una demanda ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Respecto a la “lista provisional” de productos estadounidenses, que buscaría compensar el perjuicio causado por los aranceles estadounidenses, la comisaria europea indicó que hay "algunos tipos de bourbon (...), así como artículos como la mantequilla de maní, arándanos y jugo de naranja".
