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Columna Clase Ejecutiva: Miedo, poder y orgasmos

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Cuando hará menos de una década aparecieron las primeras vacunas contra el virus del papiloma humano y, por ende, contra el cáncer de cérvix, fundamentalistas religiosos norteamericanos las atacaron con saña. ¿Increíble? No tanto, si seguimos su lógica: una cérvix vulnerable propenderá a la castidad. Protegerla del cáncer es abrirle la puerta al desenfreno. Dicho en buen cristiano, una mujer buena es una mujer con miedo.








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