Es la última novela del escritor costarricense Daniel Quirós, publicada por la Editorial Costa Rica. Entre Oaxaca, Estados Unidos y Costa Rica, Mazunte es un recorrido a la vez geográfico e interior.
El autor, desdoblado en un narrador que a su vez se desdobla a sí mismo, a un personaje femenino y la realidad que los rodea, como si de un holograma se tratara, nos muestra qué se siente ante el éxito –siempre empresarial, sobre todo financiero– y su contrario: no ser exitoso y buscar sus propios caminos de felicidad.
La estructura de la novela ayuda en el recorrido: los capítulos pares suceden en Costa Rica y Estados Unidos. Los impares en México. Es un México a la vez real y onírico, lleno de vericuetos, en la costa pacífica y bajo aquellos aguaceros torrenciales que solía haber en julio antes de que el cambio climático incidiera sobre El Niño. Sí, aquellos temporales interminables como los que se llevaron el poblado de calle Lajas en Escazú.
La familia costarricense se muestra sin ilusiones ni mitos: un padre emocionalmente tullido: “Siempre había sido igual a mi padre, para quien las emociones eran un tipo de rito vacío, inútil...” (p. 24), una madre como tantas, que manda forwards new age a unos hijos que no los quieren, como una manera de llenar el vacío de una relación fallida. El mundo de personas conocidas en Costa Rica: superficial y vacío. El mundo de los negocios globalizados: opresivo y de moralidad dudosa, por un lado capaz de brindar a los que en él trabajan bienestar de consumo, y por otro creador de desigualdades mortíferas. Una joven que se sale del sistema con satisfacción pero sin felicidad.
Por último, un final que resignifica la novela, y elimina cualquier aire que hubiese podido tener con Murakami o Pedro Páramo.
Posdata: el narrador dice que en Costa Rica nadie escribe y nadie lee. ¿Y nosotros y nosotras?