Para producir la Guía de Vinos de Puro Vino, realizamos una sesión mensual de degustación a ciegas, en la que se evalúa una selección de vinos de diferentes estilos y orígenes de una misma variedad de uva. Esta semana fue el turno de sangiovese .
Esta uva nativa italiana produce vinos con característicos aromas de cereza ácida, ciruelas negras, fresas e higos, adornados con notas de chile asado, tomate, cuero, arcilla, tabaco, humo, orégano, tomillo y rosas secas. De cuerpo medio a gran cuerpo, con gran intensidad de taninos y alta acidez. Suele añejarse en roble y tiene un potencial de guarda en botella de 4 a 7 años para sus versiones comunes y hasta 18 a 20 años en el caso de los más complejos y sofisticados.
Normalmente no es protagonista en las etiquetas, pues se encuentra escondida bajo el nombre de alguna denominación de origen italiana, siendo la uva más conocida del país de la pasta y la estrella en los tintos de la Toscana, principal ingrediente del fresco y frutal Chianti y del más rústico y terrosos Chianti Classico; conocido con el nombre de Brunello. Es el único componente del rey de los vinos italianos, el Brunello di Montalcino, y de su hermano menor, el Rosso di Montalcino; lo mismo sucede en el caso del Vino Nobile di Montepulciano y el Rosso di Montepulciano; en la zona Scansano, en la costa al sur de Toscana, se le conoce con el nombre de Morellino y produce el Morellino di Scansano, un estilo más maduro y redondo, cuya denominación le permite mezclarse con otras uvas de la región y no le exige crianza en roble. Si bien existen otras denominaciones italianas que utilizan a esta uva como base, las que acabo de mencionar son las más conocidas en el país y se pueden encontrar sus representantes fácilmente.
En el resto del mundo las plantaciones de sangiovese son escasas, pero podemos encontrar algo en Córcega, Argentina, Estados Unidos, Chile, Rumania y Australia.