
Cuando en un diálogo hay buenas y malas noticias involucradas, los interlocutores quieren cosas distintas.
Mientras los que conocen ambas quieren decir las buenas noticias primero, los que las desconocen prefieren escuchar las malas antes, asegura un estudio de la Universidad de California, Riverside.
Además, los investigadores determinaron que el momento en que se dice cada noticia en una conversación influye en la actitud y el comportamiento del destinatario.
En su opinión, el consejo de dar sándwiches de malas noticias ---encerrándolas entre dos noticias buenas, como si fueran los panes de un emparedado--- no es una buena estrategia.
"Un sándwich de ese tipo puede hacer que la gente se sienta bien, pero no puede ayudar a mejorar su comportamiento", explica la investigadora Angela M. Legg en el sitio de la universidad.
En su opinión, entregar las noticias en ese orden puede confundir al interlocutor y dificultar que capte todo el mensaje.
¿Cómo ordenarlas?
Depende de si las malas noticias son útiles o no para quien las escucha y de si puede hacer algo al respecto o no, detalla la especialista.
"Si usted es un médico que debe entregar un diagnóstico grave donde no hay nada que el paciente puede hacer, dígale la mala noticia primero y utilice la información positiva para que lo pueda aceptar y se sienta mejor. Si hay cosas que el paciente pueda hacer, dele la mala noticia de último y dígale qué pueden hacer para mejorar la situación", ejemplificó.