
A don Carlos le sobra vehemencia. Quizás eso explique los resultados que colecciona a la cabeza de una de las empresas más reconocidas cuando de encuestas se trata.
Tiene 65 años, cuatro hijos y seis nietos. Eso sí, los mayores de esa tercera generación le decían tío, pues desde un principio fue abuelo a muy corta edad y por lo tanto, un poco vanidoso.
Su niñez transcurrió en una finca de una zona rural en Turrialba y por eso se considera un campesino, admirador de las vacas, el café y la caña de azúcar.
Al observarlo detrás de una computadora en su oficina en San Pedro, es difícil imaginarlo entre negocios de finca, pero así durante su época de colegio.
En quinto año inició su primer proyecto empresarial: transportar el café de los pequeños agricultores del barrio.
A petición de su padre se hizo cargo de la huerta y eso incluyó la siembra de árboles. Nació en ese momento su amor por la biología y la genética, romance que terminó en un bachillerato en Ciencias Biológicas en la Universidad de Costa Rica.
Aún detrás de un telescopio, su interés por el área empresarial no desapareció y empezó a coquetear con las ciencias sociales. El resultado de ese experimento fue una maestría y un doctorado en Ciencias Políticas, en Stanford University.
Polifacético entre números
La vida de Carlos Paniagua se puede resumir entre lo académico y lo empresarial.
Hace 5 años ocupa un puesto en el Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior (Sinaes), área que le evoca una gran pasión.
“De lo que siempre he estado enamorado, además de las mujeres, es del área académica”, dice sonriendo. Y le creemos, pues se ha casado tres veces.
Entre risas asegura que no concibe la vida sin pareja y en familia. De esa filosofía de vida hereda cuatro hijos; cada uno de ellos refleja un interés académico que le hubiera gustado explorar: odontología, derecho, ingeniería y medicina.
Detrás del escritorio de Unimer
Sin querer alardear –aclara Paniagua– existe un antes y un después en la opinión pública y en el análisis de mercado desde que Unimer está en Costa Rica, y eso fue en 1989.
Al iniciar ese proyecto que se gestó desde las aulas de Stanford University, el principal reto fue consolidar un equipo de trabajo lleno de pasión, de ganas de iniciar proyectos innnovadores y con estándares de producción mundial.
Pasaron apenas 7 años y la mirada se dirigió a Centroamérica, primero a El Salvador (1996), luego a Pananá (2001), Nicaragua (2005) y Guatemala (2006).
Con la dificultad inicial de enfrentarse a culturas muy diferentes entre sí, recibieron comentarios de todo tipo que no tuvieron impacto negativo en los planes de expansión del empresario.
A la “sazón” de las propuesta centroamericana, Paniagua agregó otro ingrediente relevante para el crecimiento: la presencia femenina en los altos mandos.
¿Y por qué esta disposición? Según Paniagua, existen estudios que aseguran que en trabajos de servicio las féminas son las más adecuadas para puestos de mando. Guardan mejor la información y expresan más lealtad y confidencialidad con los datos.
¿Hay algo que odie de las encuestas?
“No es odio, es la dificultad de comunicar el concepto de precisión, pues se trata de un concepto riguroso. Cuesta explicar cómo se hacen los estudios, principalmente con el margen de error”, dice.
Aunque este gobierno no lo ha hecho, sí reconoce que en otros periodos líderes políticos han intentado cortarle la cabeza al mensajero. Amenazas de bomba, de cierre, demandas, presiones, llamadas y propuestas para hacer las cosas distintas desfilan en la lista de “sorpresas” no tan agradables que hereda su liderazgo.
Su tiempo detrás de los números lo complementa con la lectura de novelas históricas, entre ellas mencionó su pasión por las publicaciones El sari rojo y Pasión india , del autor Javier Moro. En la lista también ubicó a Saramago y a Orhan Pamuk.
Las sinfonías y sonatas de Mozzart y la música de Beethoven expresan su estado de ánimo. El último compositor lo acompaña cuando “las pilas están bajas” y Mozzart cuando está de mejor humor.
Solo para comprobar esa pasión, confiesa que se acuesta a dormir con la música puesta con 200 horas grabadas.
El volcán Rincón de la Vieja y Tortuguero se situaron entre sus lugares favoritos junto a Cappadocia (Turquía) y varios lugares cercanos a la zona de La Rioja, en España.
Si este último lugar lo remitió al tema del vino se encuentra en lo correcto.
Este liguista se declara amante de la cultura vinícola y de compartir las tradiciones de varios países, desde una cena tradicional japonesa, hasta un almuerzo español o alemán.
Como disfruta de la playa ve sus días venideros en los atardeceres con sabor a mar, pero también desea vivir durante más tiempo en una zona europea.
Cuando le preguntamos si hay algo que se le ha quedado sin hacer, este biólogo asegura que le gustaría tocar un instrumento y que nunca lo ha logrado. Intentó aprender a tocar el acordeón, la guitarra y cantar mejor... sin embargo, ¡baila muy bien!
La cocina le permite compartir su gusto y talento en un barbecue y en los asados argentinos.
Polifacético, apasionado y amante de las ciencias exactas y las sociales, Paniagua espera volver a ponerse de nuevo las botas para hacer honor a su pasado sin dejar de lado el papel de villano para unos, y héroe para otros, que le otorga una empresa que dirige desde hace 23 años.
En una palabra:
- Encuesta: Ciencia.
- Elecciones 2014: Impredecible.
- Líderes políticos: Servicio.
- Prensa: Cultura y educación.
- Matrimonio: Lo mejor de la vida.
- Universidad: Ascenso social.
- Unimer: Empresa innovadora.