Opinión

¡Basura!

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Veo una foto de Ronaldinho, erguido en su piscina, como diciendo: “¡Dejad que las mujeres venga a mí!” A sus pies convergen 5 féminas mostrando sus nalgatorios -lo único que emerge del agua-, en lo que podría constituir un ballet acuático como un acto de adoración y sometimiento a su ídolo. Todas en tanga: disponibilidad, acceso irrestricto y permanente. Prendadas del futbolista como crías de la ubre pródiga de su madre. Pirañas, rémoras, cardumen humano… Sobre ellas, sonriente, majestuoso cual Poseidón con su cohorte de sirenas, el astro de quien el árbitro Collina dijera: “después del golazo que le marcó al Chelsea, casi olvido el silbato para correr a festejarlo”.








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