La conversación sobre Hacienda Digital en Costa Rica ha estado marcada por debates técnicos y legales en torno a TRIBU-CR. Limitar la discusión a fechas de arranque o ajustes de software es quedarse en la superficie. Lo que está en juego es mucho más profundo: un rediseño de la relación entre las empresas y el Estado, en el marco de una tendencia global hacia la digitalización tributaria.
Costa Rica no está sola en este camino. México, Chile, España y recientemente varios países europeos han dado pasos similares hacia plataformas integradas de control fiscal. La diferencia está en qué tan preparadas están las empresas para adaptarse de forma estratégica a un modelo en el que la fiscalización será automática, inmediata y sin margen de improvisación.

El impacto tributario: más control, menos margen de error
Hacienda Digital supone un cambio radical en la forma en que se gestiona la información fiscal: cada transacción será registrada y cruzada en tiempo real; los errores que antes podían corregirse en declaraciones posteriores quedarán evidenciados desde el origen; las sanciones dejarán de ser un riesgo administrativo aislado para convertirse en un factor que puede afectar la reputación, la confianza de los socios comerciales y hasta el acceso al crédito.
En otras palabras, el cumplimiento tributario deja de ser un trámite de back-office para convertirse en un pilar estratégico de gobernanza empresarial.
El desafío no es únicamente normativo. La transformación hacia Hacienda Digital exige revisar y fortalecer la infraestructura tecnológica:
- Integración de sistemas internos (ERP y contabilidad) con la nueva plataforma.
- Calidad de los datos históricos, que deben ser consistentes y auditables.
- Definición de usuarios clave y roles de responsabilidad, ya que la trazabilidad alcanzará a quienes autoricen y reporten información.
- Ciberseguridad y resguardo de la información, pues el volumen y sensibilidad de los datos que circularán aumentará el atractivo para ataques o vulnerabilidades.
En este nuevo escenario, la transición demanda coordinación entre las áreas financiera, fiscal, de tecnología y de riesgos.
Implicaciones para la competitividad empresarial
El verdadero costo de no actuar a tiempo no está en las multas, sino en la pérdida de competitividad. Una empresa que no logre integrarse a Hacienda Digital enfrentará:
- Mayor exposición en procesos de fiscalización.
- Dificultades en la relación con bancos, inversionistas y socios estratégicos, que exigen trazabilidad y transparencia.
- Riesgos reputacionales que pueden pesar más que los financieros.
Por el contrario, aquellas compañías que integren el cumplimiento tributario en su modelo de negocio estarán en mejor posición para proyectar flujos de caja, negociar financiamiento y atraer inversión extranjera.
Costa Rica, como hub de servicios y sede regional de multinacionales, no puede permitirse quedar rezagada. La madurez tributaria será un indicador clave de competitividad país.
La transición a Hacienda Digital requiere un liderazgo empresarial distinto:
- Los CFOs deben dejar de ver el cumplimiento como un costo y empezar a gestionarlo como un factor de eficiencia y confianza.
- Los CIOs deben garantizar la compatibilidad tecnológica y la seguridad de la información.
- Los directorios deben incorporar la gobernanza tributaria en su agenda estratégica, al nivel de temas como sostenibilidad o riesgos reputacionales.
La experiencia en mercados como México y Chile demuestra que las organizaciones que se anticiparon lograron no solo cumplir, sino optimizar sus procesos internos y ganar ventaja competitiva.
En EY hemos acompañado procesos similares en distintos países y nuestra conclusión es clara: la clave está en prepararse antes de que la obligatoriedad deje sin espacio de reacción.
Algunas acciones estratégicas para las empresas en Costa Rica son:
- Mantener información actualizada: revisar la situación tributaria e información registrada en ATV, actualizar datos y medios de notificación.
- Revisar la estructura legal y registral: apertura de perfiles para representantes legales en ATV, solicitud de NITE, revisión o modificación de datos en el RUT, presentación del D-140.
- Validar flujos y usuarios: revisar usuarios y terceros autorizados, garantizar que solo personas clave tengan acceso y responsabilidad definida.
- Resguardar y auditar la información contable: asegurar consistencia y respaldo en cada etapa.
- Anticipar impactos tecnológicos: evaluar si los sistemas actuales soportan los cambios normativos y los nuevos estándares de Hacienda Digital.
Hacienda Digital es el nuevo estándar de relación entre contribuyentes y Estado. La pregunta no es si la plataforma funcionará, sino cómo las empresas van a responder a este cambio inevitable.
Las organizaciones que lo traten como una obligación mínima estarán siempre en desventaja. Las que lo entiendan como una oportunidad para fortalecer su gobernanza, su eficiencia y su confianza en el mercado, estarán un paso adelante en la región.
En EY creemos que la digitalización tributaria puede ser un motor de competitividad para Costa Rica, siempre que las empresas se preparen con visión estratégica. Nuestro rol es acompañarlas en esta transición, integrando la experiencia regional y global para que cada paso hacia Hacienda Digital sea también un paso hacia la solidez y el crecimiento empresarial.
La autora es directora ejecutiva de Impuesto de EY Centroamérica, Panamá y República Dominicana.