Sin duda que la pandemia ha sido para los empresarios más potente que los rayos x, más eficiente que el Observatorio del Monte Palomar localizado en San Diego, California, con el que se descubrió la primera estrella enana marrón.
Los socios y ejecutivos de las empresas ahora ven las empresas diferentes, se ve más claro, se ve lo que antes no se veía, originado por la claridad que dan los cierres de locales comerciales y negocios por órdenes sanitarias. Ven con más claridad a los mejores colaboradores que se tiene, se ven mejor las líneas de productos o servicios más rentables, se ven mejor los bienes y servicios que no generan rentabilidad, sobre todo se ve la ineficiencias, y los grandes esfuerzos realizados en bienes y servicios, que no generan rentabilidad, más bien dan grandes pérdidas.
Estas líneas de productos o servicios se han mantenido en el tiempo subsidiados por las líneas rentables, o protegidos por corazonadas o puntos de vista, sin rigurosidad de análisis de datos.
Por otro lado, se ven mejor los costos más altos que se tienen y que, no son sostenibles en el tiempo. De igual forma, ven mejor los costos y gastos, más acordes con la realidad, o más bien, con la nueva realidad.
A pesar de esta nueva claridad con la que se ven las empresas en esta nueva realidad, diríamos que es con base en un análisis más respaldado en datos y sobre todo en resultados, pero lo cierto del caso es que el análisis es diferente en las empresas que conforman el parque empresarial de Costa Rica y del mundo.
Los cambios
Como sociedad tenemos que tener claro el futuro de la sociedad y del trabajo, debemos explorar las últimas tendencias e investigaciones y análisis; así nos vamos a encontrar el caso de los fabricantes que se están reinventando a sí mismos para hacer suministros médicos.
Las empresas que usan la computación en la nube, no cederán bajo la presión de la pandemia. Una mayor automatización y la inteligencia artificial mejorarán la resiliencia de las cadenas de suministro.
El COVID-19 hizo que la economía mundial caiga en picada. Muchos países se dirigen hacia una recesión muy repentina y sin precedentes. Esta crisis catalizará algunos cambios enormes. Pocas industrias se salvarán de la reforma, la reestructuración o la desaparición. La agilidad, la escalabilidad y la automatización serán las palabras clave para esta nueva era de negocios, y aquellos que tengan estas capacidades ahora serán los ganadores. Netflix suma más abonados que nunca impulsado por el coronavirus.
Gracias a los paquetes de estímulo de algunos gobiernos, una parte de la liquidez está volviendo al mercado y posiblemente mantendrá a flote una parte de la economía para que pueda salir de la recesión, una vez que se levanten los distintos ordenes sanitarias de cierre. Sin embargo, la forma en que está estructurada la ayuda, en gran parte significa que probablemente beneficie a las empresas más grandes que ya están mejor capitalizadas, en comparación con los operadores más pequeños, que pueden tener dificultades.
Aunque presentar este nuevo período como una confrontación de ganadores frente a perdedores no parece lo más correcto, de hecho, los tiempos actuales podrían considerarse como la prueba real de los primeros en donde grupos empresariales digitales han crecido durante la primera parte de este siglo.
COVID-19 forzará un renacimiento de muchas industrias mientras todos nos hemos quedado en casa confinados, reevaluando y reimaginando modos de consumo, suministro, interacción y productividad y por ello, lo más importante para un empresario ganador es generar curiosidad, sobre todo dónde se producirán cambios de paradigma, en lugar de únicamente tendencias existentes, ya sea de aceleración o desaceleración.
Sin duda el cambio de pagos en efectivo a pagos digitales se está acelerando. De hecho más de 31 países han levantado el límite de pagos sin contacto este año para apoyar las medidas de distanciamiento social. En el Reino Unido, el uso de cajeros automáticos ya disminuía entre un 6% y un 14% al año, pero ahora se ha desplomado en más de la mitad. Esto tiene implicaciones importantes para los formularios de pago, antiguos y nuevos; para los modelos de negocio de los bancos; y la sociedad, mientras trabajamos para asegurar que nadie se quede atrás en una economía cada vez más digital.
Ya estamos constatando una sobrecarga de la tendencia emergente de traer al lugar de trabajo el dispositivo para la comunicación a distancia, la conferencia telefónica, o la llamada por video.
Las empresas que han diseñado sus soluciones para utilizar todo el potencial de la computación en la nube seguirán con más fuerza. La nube ha permitido que las empresas sigan trabajando, proporcionando acceso de forma rápida y segura a las aplicaciones comerciales y a los empleados que trabajan en casa.
Mientras tanto, las cadenas de suministro tienen que reconfigurarse en tiempo real. A medida que aumenta la demanda de equipos de protección personal (EPP), respiradores y otros fármacos, los fabricantes tienen que modernizarse y reinventarse.
Mientras que los grandes minoristas de comestibles luchan por administrar las colas de clientes descontentos, los restaurantes locales inteligentes se han apresurado a convertirse en minoristas, reutilizando sus cadenas de suministro de restaurantes hacia el servicio de los consumidores finales.
Esta combinación de capacidades escalables y ágiles es lo que definirá el éxito a corto y medio plazo de las empresas, ya sean grandes o pequeñas. Sin embargo, a largo plazo, el cambio tendrá que ser más fundamental. La resiliencia, junto con la agilidad, debe ser el nuevo enfoque de los líderes empresariales ganadores en nuestra salida de esta crisis.
Para crear resiliencia a largo plazo, es probable que veamos una mayor automatización robótica e inteligencia artificial (IA) dentro de nuestras cadenas de suministro. Estas tecnologías reducen la intervención manual y las transferencias, reducen los riesgos de transmisión y reducen la dependencia de los humanos para trabajar cara a cara. También pueden permitir que la producción se adapte y se reduzca en respuesta a una demanda repentina.
Está claro que esta crisis eliminará numerosas prácticas obsoletas, muchas más de lo que podríamos pensar seguirán ahí. Siempre queremos viajar, comer fuera, entretenernos y disfrutar de experiencias en persona, pero no espere que estas actividades sigan igual que siempre.
Saldremos de este período más fuertes, más sabios y conectados como sociedad global. La resiliencia será el aspecto principal de cualquier estrategia, pero es la agilidad lo que garantizará la competitividad y la capacidad de responder a lo inesperado. Para lograr esto, las empresas tendrán que reevaluar sus puntos fuertes y los aspectos en los que deben mostrar flexibilidad.
Socio Director de Grant Thornton.