Durante muchos años me tocó enseñar el curso de Política Económica en la Universidad de Costa Rica.
En la primera lección enseñaba a los estudiantes que hay que distinguir la teoría económica —hoy en día muy técnica— de la política económica, que más bien es un arte, de cómo utilizar la teoría para mejorar el bienestar de la población. Ponía un énfasis especial en que hay un elemento ético muy importante: no engañar ni decir falsedades cuando se trata de política económica, a pesar de las tentaciones de los políticos.
La política económica es subjetiva y fija objetivos concretos que el gobierno quiere alcanzar, utilizando instrumentos congruentes con esos objetivos para lograr las metas del gobierno.
En estos últimos años, me ha sorprendido la carencia de una política económica explícita y bien diseñada por parte de las autoridades, concretamente de Mideplan y del Banco Central.
Con frecuencia, personas del exterior me preguntan cuál es la política económica del país, y con sinceridad he tenido que decir que no la conozco.

Un ejemplo obvio: el Banco Central tiene una política de metas inflacionarias, desde hace muchos años, con una meta de 3%, más un punto porcentual arriba o abajo. En más de tres años, solo en un mes dicha institución ha alcanzado la meta fijada. Obviamente esa política es un fracaso o un engaño.
El Gobierno también fijó metas ambiciosas en el campo fiscal, que presentó al FMI y que no ha podido cumplir y que ahora, parece no tener interés en alcanzar, como bajar la deuda pública a 50% del PIB.
No existe una política de producción. La política de atracción de inversiones extranjeras, que se siguió durante tres décadas, se debilitó desde el inicio del actual gobierno. Y podría seguir enumerando diversos campos en los que no hay una definición de objetivos y, menos, de instrumentos o medios para alcanzarlos.
Si no hay una política definida, lo que resulta es la improvisación y carencia de coherencia en las decisiones.
Sobre todo, el tema ético que enseñaba a los alumnos es vital. La teoría económica es sofisticada y técnica, pero la política económica tiene que ver con la realidad que viven los habitantes todos los días. Y es ahí donde no veo claridad sobre el camino económico de nuestro país en el presente y en el futuro inmediato. ¿Vivimos en medio de la impericia o la incapacidad?
---
Fernando Naranjo Villalobos es doctor en economía por la universidad de Pennsylvania. Fue ministro de Hacienda y de Relaciones Exteriores. También estuvo al frente del Grupo Taca, del Banco Nacional de Costa Rica como gerente general y ocupó el cargo de director general de la aerolínea Volaris. Es el presidente de la firma Consejeros Económicos y Financieros S. A. (Cefsa).