En El Financiero concebimos el periodismo como una herramienta esencial para la toma de decisiones. Fieles a esta convicción, presentamos una vez más nuestra edición especial sobre el desempeño de los colegios en los exámenes de admisión de las principales universidades públicas.
Este trabajo se ha convertido en una tradición esperada por miles de familias en Costa Rica porque es más que un simple ranking; es una radiografía del estado de la educación secundaria, un insumo de alto valor en un momento en que padres y estudiantes enfrentan decisiones que marcarán su futuro profesional y personal.
La elección de un centro educativo es una de las inversiones más significativas para cualquier familia, no solo en términos económicos, sino también en la construcción del capital humano del país. Por ello, poner a disposición una base de datos robusta que compara el rendimiento académico de colegios públicos y privados en las pruebas de aptitud de la Universidad de Costa Rica (UCR), la Universidad Nacional (UNA) y el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) es un ejercicio de transparencia y servicio público. Esta información permite a los padres de familia ir más allá de la publicidad, la tradición o la reputación, y basar su elección en evidencia concreta y comparable.
Uno de los mayores valores de este trabajo periodístico, consolidado a lo largo de los años, es la capacidad de analizar tendencias. Al recopilar y comparar sistemáticamente los resultados y los precios de las colegiaturas, ofrecemos una perspectiva dinámica. ¿Está la inversión en un colegio privado correlacionada con un mejor desempeño en las pruebas de admisión? ¿A qué ritmo crecen los costos de la educación privada en comparación con otros indicadores económicos? Estas son algunas preguntas que nuestro análisis busca responder, proporcionando un panorama claro sobre el valor y el costo de las distintas ofertas educativas.
Dentro de este universo de datos, emerge un caso de estudio que merece una atención particular: los colegios científicos. Año tras año, estas instituciones públicas demuestran un desempeño sobresaliente, ubicándose consistentemente en los primeros lugares y superando a muchos colegios privados de alto costo. Este éxito es un recordatorio potente de que la educación pública de excelencia es posible. Es un modelo que demuestra cómo la inversión focalizada, un currículo especializado y un ambiente de alta exigencia pueden generar resultados extraordinarios.
Es fundamental, por supuesto, contextualizar este logro. Los colegios científicos aplican un riguroso examen de admisión para seleccionar a sus estudiantes antes de su ingreso a cuarto año. Este filtro, sin duda, incide en sus excepcionales resultados. No obstante, lejos de restar mérito, esta realidad subraya una lección importante: la identificación y el fomento del talento, independientemente del origen socioeconómico, rinde frutos para toda la sociedad. Son un faro que debería guiar futuras políticas públicas en materia de educación, demostrando que la calidad no tiene por qué ser un privilegio.
En El Financiero nos sentimos profundamente orgullosos de que esta edición especial se haya consolidado como un referente nacional. Es el resultado de un periodismo riguroso, que invierte tiempo y recursos en la recopilación y el análisis de datos para ir más allá de la noticia del día. Creemos firmemente que, al proporcionar esta información de manera clara y accesible, empoderamos a nuestros lectores y contribuimos a un debate más informado sobre los rumbos de la educación en Costa Rica.
Este especial es, en esencia, nuestra aportación a una de las decisiones más cruciales para el futuro de las familias y del país. Es la materialización de nuestra promesa de ofrecer periodismo de calidad para la mejor toma de decisiones. Porque una sociedad bien informada es, y será siempre, una sociedad con mayores probabilidades de progresar.
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