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La mayoría de las empresas piensan que el ruido es parte de la operación y de los procesos diarios, sufriendo las consecuencias en el plano laboral y de productividad, pese a que existen mecanismos para solventar este tipo de problemas.
“En realidad no es que se acostumbran al ruido, sino que van perdiendo su capacidad de audición”, dice Patricia Rivera Figueroa. “Dentro de los factores ambientales que afectan más a los trabajadores está el ruido y la vibración. A nivel de la pequeña y mediana empresa podemos ver que el ruido se encuentra presente por varias causas”.
Ella es profesora e investigadora del Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR), consultora internacional sistemas de gestión de salud y seguridad ocupacional, y auditora internacional en el estándar Occupational Health Safety Assessment System (OHSAS) 18001.
En el país muchas empresas desatienden el problema para evitar gastos en una solución o carecen de encargados en salud y seguridad ocupacional, hasta que sus niveles de ruido son tan altos que afectan su entorno y deben enfrentar las demandas ante el Ministerio de Salud.
Rivera dice que otras tantas sí reconocen la situación y procuran cumplir con las normas en este campo, emanadas de un convenio firmado por el país con la Organización Internacional del Trabajo en 1977 y del Código de Trabajo.
Acciones
Siendo el ruido uno de los principales factores de contaminación en las empresas, desde hace unos diez años se viene generando acciones como planes de salud ocupacional, las auditorías de prevención del Instituto Nacional de Seguros (INS) y la utilización de sistemas de gestión como OHSAS 18 001, ayudando así en la mejora de las condiciones de trabajo, la productividad y la motivación laboral.
“Mucho del problema viene del desconocimiento de los niveles de ruido de la maquinaria que se adquiere, el cual se ve hasta instalar las maquinas”, apunta adicionalmente Francisco Brenes Obaldía, presidente de Ingeniería Acústica Ceroruido S. A.
Tanto Rivera como Brenes señalan que en las empresas la solución pasa por realizar un diagnóstico del estado de la maquinaria y un mapeo del ruido en la empresa.
A partir de ahí puede actuar en la fuente que produce el ruido, realizando los ajustes necesarios de ingeniería, diseño y mantenimiento o ubicándola en la planta de “manera óptica”. Si eso no se puede, se busca atenuar el ruido mediante paredes, aislando el equipo.
Una última opción es que los trabajadores utilicen equipo de protección personal.
Mucho, mucho ruido
En las plantas normalmente las labores se desarrollan entre los altos ruidos de las máquinas, vehículos, radios y gritos que se confunden con voces de mando.
Para los trabajadores y para el empresario las consecuencias de este tipo de contaminación son las alteraciones nerviosas, cardiacas, digestivas y de conducta (inestabilidad), pérdida de audición, infecciones de oído, depresión, ansiedad y stress, dificultades en la comunicación verbal, disminución de las defensas e hipertensión arterial.
Paralelamente la contaminación por ruido puede provocar quejas y reclamos de los colaboradores y de los vecinos, y -derivado de ello- demandas ante las autoridades de salud que pueden afectar la operación y generar pérdidas de dinero y tiempo.
En realidad eso se podría evitar.
Si bien la contaminación por ruido proviene de los tipos de procesos, el problema se incrementa por el poco espacio para la maquinaria, equipos viejos y desajustados, falta de mantenimiento de la maquinaria, inexistencia de programas de salud ocupacional, falta de recursos para invertir y ajustar las condiciones fìsicas, y ausencia de asesoría técnica que pueda orientar al empresario en la aplicación de las medidas.
También muchas veces se realiza una mala selección de los equipos y los sistemas de protección (deben ser de acuerdo al nivel de ruido existente), la distribución de la planta no es óptima, se carece de una evaluación del ruido generado y del tiempo de exposición de los trabajadores, al tiempo que en algunos caso hay un simple incumplimiento de las normas legales en la materia.
Rivera advirtió que en Costa Rica se dispone del reglamento de control de ruido y vibraciones donde indica lo siguiente: toda máquina, equipo o aparato que pueda producir ruido cuya intensidad sea superior a 85 decibeles (A) deberán ser instalados en forma tal que se eliminen o reduzcan los ruidos y vibraciones, así como su propagación.