
Hablemos de comportamiento humano. Hace unas semanas un joven vacacionista en Guanacaste fue objeto de una brutal agresión por un grupo de individuos, que le causó la muerte.
Criticando este deplorable hecho y este tipo de comportamiento irracional de algunos humanos, un distinguido jurista lo calificó “como chacales”.
En realidad el atacar, asesinar, torturar o cometer actos de crueldad atroces sin razón alguna, siendo las víctimas miembros de la misma especie, es en la naturaleza solo típico de nuestra especie Homo sapiens . Es parte de la historia humana, de las épocas primitivas a la modernidad actual.
Ninguna especie animal silvestre, por más cruel o agresiva que nos parezca, tiene un comportamiento similar al nuestro. Los chacales son realmente carroñeros, oportunistas.
Al igual que las hienas, leones y muchas otras especies, son muy agresivos cuando se trata de obtener su comida o alcanzar, por razones reproductivas, una posición de dominancia dentro del grupo o manada.
Pero lo que siempre está en juego es la alimentación, la supervivencia y el proceso de selección natural de los individuos más aptos, lo que en última instancia va en beneficio de su especie. Pero además nunca una especie silvestre causa la extinción de otra, como lo hacemos los humanos.
El matar por el placer de hacerlo es algo poco común o inexistente en el mundo animal. ¿Por qué entonces los humanos, que tenemos el cerebro más desarrollado del mundo animal, somos tan crueles con nosotros mismos y con las otras especies que nos rodean? Tampoco que todos los humanos mostremos ese comportamiento; es algo que algunos individuos hacen por su voluntad.
Por otra parte, somos capaces de los actos más sublimes de caridad, compasión y cooperación con nuestros congéneres. Dada nuestra extraordinaria inteligencia, por nuestro bien y el de la vida en la Tierra, deberemos resolver este problema.