Afrontamos una cruda realidad que no podemos ignorar tal y como lo han señalado instituciones especializadas: “pese a que Centroamérica es responsable tan solo del 0,5% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, es la zona más vulnerable al cambio climático entre las regiones tropicales de todo el planeta”.
Ha hecho muy bien la Academia de Centroamérica al poner el problema en discusión, convocando a un seminario en agosto pasado para analizar el tema de la adaptación al cambio climático, visto como uno de los más serios retos para el desarrollo de Costa Rica.
Tenemos que entender que debemos adaptarnos, pero también que la tarea hemos de hacerla nosotros y cubrir sus costos. Dado que diferentes entidades públicas y privadas vienen trabajando activamente en el tema, era muy conveniente conocer lo hecho hasta ahora con una perspectiva interdisciplinaria e integral. Esto es imprescindible para poder construir una visión compartida, que nos oriente en la ruta a seguir.
Por ello fue un acierto de la Academia de Centroamérica convocar a un grupo interdisciplinario de especialistas y autoridades para presentar el estado del conocimiento sobre los efectos físicos del cambio climático en nuestro territorio y su impacto en las diferentes actividades; cómo están respondiendo los sectores productivos y financieros; las políticas públicas que están emergiendo y cómo construir una visión estratégica para formular una política nacional ante el cambio.
Debemos ver esta actividad como el inicio de un proceso de construcción de una política y una estrategia nacionales y tener muy claro que el asunto no es solo de los ambientalistas y del Ministerio de Ambiente; es de todos los sectores y organizaciones del país. La adaptación empieza con el individuo mismo, que tiene la obligación de ser conciente de lo que ya nos está pasando, y de actuar.