Un vacío en las leyes de Finlandia le permite a este país realizar pruebas con autobuses autónomos desde el 2015.
En la legislación de esta nación nórdica no se especifica que el conductor tiene que tener las manos en el volante. Así fue como decidieron comenzar a innovar en el transporte público.
Para el verano de este año, 3.932 pasajeros utilizaron el servicio de bus autónomo en Helsinki. Estos vehículos conducieron 2.596 kilómetros y brindaron 531 horas de servicio.
El objetivo es que estos buses sean parte del ecosistema de movilidad sin ningún costo adicional, es decir, que una persona pueda usar este vehículo para acercarse a una estación de metro o un puerto para tomar un barco.
Además, están preparando a la fuerza laboral para la visión de país que tienen para los próximos años. En las universidades ya tienen carreras que se enfocan en la fabricación de vehículos autónomos, monitoreo de estos vehículos desde centros de control, procesamiento de datos para mejorar el transporte público, energías limpias y demás profesiones que son necesarias para el establecimiento de las ciudades inteligentes.
¿Y aquí en Costa Rica? No hemos llegado a lo más básico que es el pago del transporte público con tarjeta. Los problemas viales y la banda estrecha de Internet hacen que sea muy difícil pensar que en poco tiempo veamos este tipo de pruebas.
No estoy diciendo que debamos comparar a Finlandia con Costa Rica, pues ambos tienen características muy diferentes. Pero sí es importante conocer qué están haciendo otros países para tomar las mejores prácticas.
Ambos gobiernos tienen en su agenda ser carbono neutral y asentar las ciudades inteligentes para darle a sus habitantes una mejor calidad de vida. La diferencia es que en el país nórdico están recolectando datos desde hace 20 años y ya tienen camino recorrido en cuanto a pruebas con tecnologías disruptivas.