
A más de dos años de haberse firmado el decreto creador del Sistema Nacional para la Gestión de Residuos Electrónicos (Sinagire), siguen pendientes algunas de las acciones clave para su funcionamiento y fiscalización.
La legislación obliga a los importadores, productores y distribuidores de equipos electrónicos a reciclar los desechados.
Empero, las acciones de reciclaje de e-waste (basura electrónica) que se están realizando responden más a la voluntad de los 26 empresarios que las están llevando a cabo, que a la fiscalización de las autoridades respectivas.
A pesar de que se estima en 6.000 el número de empresas sujetas a la normativa –tomando en cuenta fabricantes, importadores y distribuidores–, el el Comité Ejecutivo del Sistema (Cegire) tiene identificadas solo dos unidades de cumplimiento: HP, que trabaja por su cuenta, y la Asociación de Empresarios para la Gestión Integral de Residuos Electrónicos (Asegire), que inició labores en el 2007 y que actualmente agrupa a 25 firmas.
¿Qué se ha hecho?
Las empresas tienen que crear un plan de cumplimiento que establezca los mecanismos que garanticen la gestión integral de sus respectivos residuos electrónicos. En él, deben detallar la cantidad de los equipos que comercializan, los ciclos de recolección, el registro de puntos para hacerlo y los gestores de residuos electrónicos que proveen el servicio a la unidad de cumplimiento, así como el mecanismo financiero que garantice su sostenibilidad económica.
Además, la ley creó el Cegire, que tiene entre sus funciones elaborar las guías técnicas y ambientales necesarias para la operación del Sinagire y tener el registro actualizado de las unidades de cumplimiento y de los gestores de residuos electrónicos, entre otras funciones.
EF pidió ver el registro de unidades de cumplimiento y el de gestores, conocer las metas de recuperación y su alcance actual, leer el informe anual sobre el desempeño del Sinagire, entender los mecanismos de control y seguimiento de las operaciones así como los incentivos y reconocimientos contempla la ley.
Las respuestas fueron escasas y muestran pocos avances concretos en la materia.
Por ejemplo, sigue sin definirse las metas de recuperación. La Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) colaborará en su elaboración, pero no se sabe aún cuándo estarán listas.
Tampoco se ha iniciado el registro de unidades de cumplimiento, ni de los gestores de residuos electrónicos. “Al no existir el registro de unidades de cumplimiento, la información sobre recuperación de equipos está aún en manos de las empresas”, admite el coordinador de Cegire, Eugenio Androvetho.
Se carece, además, de una guía que regule las campañas de recolección de dichos residuos y su transporte, almacenamiento y desensamblaje .
“La guía ya está lista, solo hay que darle el formato de reglamento, pero se está realizando una modificación al Reglamento para la Gestión Integral de Residuos Electrónicos y eso difícilmente estará en este año”, reconoció Androvetho.
En cuanto a los incentivos, explicó que la propuesta está contemplada en el Reglamento y está en proceso de firma por parte del Poder Ejecutivo, y remite al Sistema de Reconocimientos Ambientales (Sirea), que es responsabilidad del Ministerio del Ambiente Energía y Telecomunicaione (Minaet).
¿Voluntad?
Las unidades de cumplimiento y los puntos de venta y centros de servicio relacionados con Asegire funcionan como punto de acopio. “En promedio, se reciclan entre seis y 10 toneladas por mes”, afirmó su directora ejecutiva, Laura Cornejo.
En su opinión, el arranque en la implementación del Sinagire ha tomado más tiempo y dedicación de lo esperado.
“En los últimos meses ha habido mayores avances, especialmente con el proceso de registro de las empresas recicladoras de electrónicos. Pero esto es solo una cara de la moneda; es necesario apurar el proceso de registro de la otra cara (las empresas importadoras sujetas a la regulación)”, afirma.
Pero no es la única arista del tema pendiente. “Falta completar las guías para regular a los gestores porque actualmente no hay control sobre los que están manejando incorrectamente los materiales contaminates”, dice German Naranjo, gerente general de Geep.
Global Electric Electronic Processing (Geep), que inició labores en el país en el 2008, es uno de los gestores que reciclan residuos electrónicos en Costa Rica.
Considera que, a la fecha, la mayoría de los fabricantes únicamente reciclan para tener una campaña de mercadeo verde. “Pero los productos más contaminares, y que por lo tanto tienen un costo de reciclaje alto, en su mayoría no se recogen correctamente”.
Por eso, Naranjo considera urgente que se definan las metas de recuperación de e-waste .
José Pablo Rojas, consultor de Centro de Gestión Tecnológica (Cegesti), considera injusta la generalización.
“Cierto que existen empresas que se manifiestan en contra del reglamento, al igual que sucede con otros temas de interés nacional, pero hay un grupo de empresas que se ha movido proactivamente hacia su cumplimiento, y también hay otro que desconoce de su existencia, o bien de que este les aplique directamente”, afirma.
Por eso, ve importante que se haga una campaña de información y que se mejore el engranaje de todos los actores involucrados.
Mientras se resuelven las tareas pendientes, habrá que seguir apostándole a la buena voluntad de las empresas y de los consumidores que se autoproclaman verdes y cruzar los dedos para que sean cada vez más quienes se encarguen de gestionar responsablemente sus residuos electrónicos.