Estamos a pocos días de dejar el año 2020, que en resumen nunca se olvidará ante la experiencia, sin precedentes cercanos, de una pandemia y una posición económica del país débil con relación a la actividad económica y la situación fiscal del gobierno. En el análisis del contexto que se hacía hace doce meses en ningún escenario de presupuesto o ruta estos elementos se dibujaron con la intensidad y magnitud en el que desembocaron.
En estas últimas semanas es común ver que se esté trabajando en presupuesto y planes para el 2021 donde la incertidumbre está jugando un rol importante, cómo gestionar la empresa y nuestras finanzas bajo el escenario actual, y las interrogantes de cómo será la recuperación global y local a nivel sanitario y económico; cuál será el espacio y la velocidad del sector productivo para la recuperación; tomará el país las decisiones necesarias para resolver su situación financiera y cuáles serán éstas y su impacto. Todavía no hay respuestas a ninguna de estas preguntas, por ello, más que nunca las decisiones se toman en un entorno de riesgo, y cuyo objetivo sea avanzar con el convencimiento de lograr los objetivos.
Es importante tomar en cuenta que en un plan financiero las crisis son golpes transitorios que pueden implicar hacer algunos ajustes en la estrategia con medidas transitorias o permanentes, según sea cada circunstancia; pero lo importante es aprovechar el momento para revisar su plan y sus objetivos, con la mente lo más abierta y analizar:
· ¿Son los objetivos planteados todavía válidos?
· El horizonte de tiempo se mantiene o ha variado en algo.
· El plan de trabajo sigue respondiendo al nuevo contexto o “nueva” normalidad.
· Los instrumentos y la estrategia que gestiono siguen vigentes.
· El riesgo que asumo se alinea a la tolerancia y se siente cómodo.
En este análisis es recomendable ser lo más abierto y objetivo, sin embargo, es difícil dejar completamente de lado las emociones, ya que son parte integral de ser humano. Así que trate de trabajar este proceso en equipo, por ejemplo, con un asesor, un consultor, un coach; algún profesional que le apoye para mantener su hilo conductor de una manera objetiva y lo menos sesgado por emociones o información no relevante.
La pandemia desencadenó una crisis de origen sanitario, que nos ha sensibilizado sobre lo vulnerables que somos como seres humanos, por tanto, es importante también reflexionar no sólo sobre el impacto que una crisis económica tiene sobre el patrimonio propio o empresarial, sino también, sobre el impacto de sucesión en caso de faltar en la familia o la empresa.
Este año ha sido especial del cual no se olvidarán muchos detalles, ha implicado una aceleración de muchas de las tendencias, nos ha revelado lo importante en la vida, nos ha demostrado las fortalezas y debilidades; por ello, no pasemos este año en vano y sin trabajar en analizar el destino y el camino en el que se estará transitando en el futuro cercano.