La Reserva Federal de los EE. UU. (FED) decidió el miércoles 30 de julio mantener la tasa de interés (FED Funds Rate) en el rango de 4,25% - 4,50%. Dado que la inflación en los EE. UU. es alta, lo correcto debió haber sido subirlas.
La tasa de interés de la FED es la que determina el crecimiento de la oferta monetaria en los EE. UU. Si la tasa sube, se reduce la oferta monetaria. Si la tasa baja, aumenta la oferta monetaria.

Como bien decía Milton Friedman, premio Nobel en Economía, “la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario en el sentido de que es y puede ser producido sólo por un aumento más rápido en la cantidad de dinero que en la producción”.
Es decir, si la FED baja la tasa de interés, aumenta la oferta monetaria y con ello aumenta la inflación. Si la FED sube la tasa de interés, se reduce la oferta monetaria y con ello baja la inflación.
La meta de inflación de la FED es del 2% en el largo plazo. Durante el 2025, la tasa de inflación en los EE. UU., medida por el Índice de Precios al Consumidor (IPC) ha estado muy por encima del 2%. A junio la inflación fue del 2,7% y en mayo del 2,4%.
La FED no usa el Índice de Precios al Consumidor como referencia de inflación, sino que usa el Personal Consumption Expenditures Price Index (PCE). Sin embargo, el PCE también ha estado muy por encima del 2% y se estima que el dato de junio llegue a 2,5%.
Si la meta de inflación es del 2% y esta se encuentra muy por encima del 2%, lo correcto que debió hacer la FED es haber subido su tasa de interés; no mantenerla estable.
Algunas personas, como el presidente Donald Trump, que ignoran los principios de la Economía, creen que una expansión de la oferta monetaria se traduce en un aumento de la tasa de crecimiento de la producción y, con ello, en una reducción en la tasa de desempleo. Por tal razón, el presidente Trump ha estado presionando a la FED con el fin de que baje la tasa de interés ignorando que eso solo producirá un repunte aun mayor de la inflación.
En Costa Rica tenemos a muchas personas, incluyendo miembros de la Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica (BCCR), que también presionan a una reducción de la Tasa de Política Monetaria (TPM) porque creen que la tasa de crecimiento de la economía depende de la expansión de la oferta monetaria.
Si deseamos que aumente la tasa de crecimiento de la economía, la propuesta debe mayor libertad económica, a saber, reducción de los impuestos, reducción del gasto público, desregulación de los mercados para permitir mayor competencia, rompimiento de los monopolios creados por ley, cierre del banco central, acabar con los regímenes de pensiones de reparto y eliminación de los aranceles y barreras no arancelarias.
Es necesario hacer a un lado el mito de que imprimiendo papel con dibujitos y sellos del banco central se estimula el crecimiento de la economía. La emisión monetaria solo crea inflación y no estimula el crecimiento económico. La evidencia empírica es clara en este sentido.
La meta de inflación del 2% de la FED es muy alta. Algunos economistas, como por ejemplo Thomas Hoenig, expresidente del Banco de Kansas City de la Reserva Federal, consideran que, de existir banca central, su meta de inflación de largo plazo debe ser cero.
Por definición, la inflación, aunque sea baja, distorsiona el sistema de precios y con ello obstaculiza el cálculo económico. Lo anterior se traduce en desaceleración del crecimiento económico y el incremento del desempleo. Es decir, en lugar de impulsar el crecimiento económico, la inflación, aunque sea baja, lo obstruye. Por esta razón, es fundamental que la meta de inflación del banco central sea de cero en el largo plazo.
Sin embargo, lo mejor es cerrar los bancos centrales y permitir la libre oferta y demanda de dinero. En la Economía no hay nada que justifique la existencia de la banca central. Como bien decía F. Hayek, galardonado con el premio Nobel en Economía, en su libro “Denationalisation of Money”: “No encuentro en la literatura de la Economía nada que justifique que el gobierno tenga el monopolio de la emisión de dinero [banca central]. … Tiene todos los defectos de todo monopolio”.