Libros que nos incomoden, molesten, fastidien, enojen, inquieten, disgusten, importunen, choquen, indignen, provoquen, desvelen, joroben, irriten, agobien, atosiguen, asedien, estorben, nos den lata, nos escalofríen, nos hagan sentir una o varias piedras en el zapato, cuestionen nuestras ideas, se burlen de nuestros prejuicios, pongan en entredicho nuestros principios, sometan a examen nuestras creencias, nos produzcan escozor en los dogmas, sarpullido en las posiciones inflexibles, sarna en los fanatismos, sarampión en lo irracional, jaquecas mentales, migrañas intelectuales, nos inviten a odiarlos, detestarlos, considerarlos malditos, insolentes, irreverentes, irrespetuosos, insoportables, prohibidos, candidatos dignos a la censura, nos provoquen náuseas, atormenten, perturben, asusten, nos pongan a pensar, reflexionar, escudriñar, enfrentarnos a nuestros más íntimos fantasmas, demonios, cíclopes, brujas, temores...
... Todos deberíamos cargar a diario una valija repleta de libros que nos ayuden a confrontar y revisar de una manera inteligente nuestras visiones y perspectivas de mundo y vida, textos que sacudan el polvo de nuestra óptica, limpien el moho de nuestros panoramas, nos refresquen la mirada, hagan tambalear nuestras percepciones, hundan el bisturí de los cuestionamientos en nuestros pensamientos, juicios, conceptos, modelos y opiniones, muestren la otra cara de la moneda.
Se trata, en mi opinión, de un ejercicio sano que bien podría afirmarnos en nuestros hábitos y posiciones, o ayudarnos a dar necesarios golpes de timón. Lectura crítica que nos ayude a fortalecer el músculo de la discrepancia, el respeto y la empatía pues no todo el mundo ve la realidad con nuestros ojos.
¿Por qué no aprovechar la 14 Feria Internacional del Libro Costa Rica 2013 para adquirir libros de historia, filosofía, teología, gerencia, ficción, etcétera, que nos ayuden en este sentido? Vale la pena contar con amigos de papel y tinta que nos lleven la contraria.