¿Quién dice que todos tenemos que pensar igual, ver el mundo con los mismos ojos, compartir una misma perspectiva sobre la vida, creer que alguien es el dueño infalible de la verdad?
¿Por qué si un grupo de personas odia a un político —del bando que sea y por las razones que sea— todos, absolutamente todos, estamos obligados a hacer lo mismo?
¿Con base en qué una persona no tiene derecho a simpatizar con un partido político solo porque pocos o muchos consideran que esa agrupación es nefasta y debería desaparecer?
¿Desde cuándo todos tenemos que pensar y opinar igual acerca de los beneficios y desventajas de un modelo de desarrollo?
¿Qué es eso de que los que votaron por determinada opción en el referendo sobre el TLC son personas pensantes y aman al país, en tanto que los otros están equivocados y son unos vende patrias?
¿Es razonable definir quién es un buen costarricense a partir de quién utiliza taxi y quién Uber, o quién consume café en Starbucks y quién bebe solamente café tico?
¿No suena sospechoso eso de que, cualquiera sea el campo, haya un bando de honestos y otro de corruptos, uno de buenos y otro de malos, uno de inteligentes y otro de ingenuos?
¿Por qué tenemos que uniformar los gustos e intereses en materia de programas de radio y televisión, libros, música, cine y teatro y cualquier otro espectáculo o entretenimiento?
¿Existe alguna razón de peso que justifique las burlas y descalificaciones en contra de quienes creen en Dios o en dioses, o contra quienes deciden no creer?
¿Cómo es eso de que todos tenemos que tener exactamente el mismo estilo de vida?
¿Quién dice que todos estamos obligados a pensar igual en torno a fecundación in vitro, aborto, eutanasia, pena de muerte, uniones homosexuales?
¿Con base en qué todo el mundo tiene que casarse y tener hijos?
¿Por qué emprenderla incluso contra quien compra un perro de raza en lugar de uno criollo o zaguate?
¿Será cierto que todos, absolutamente todos, tenemos que idolatrar a ciertas figuras públicas —Keylor Navas, por ejemplo— y atacar y destruir, al unísono, a otras —Gloria Valerín, por ejemplo—?
¿Es "pecado" discrepar, cuestionar, ser diferente, poseer otra perspectiva, tener otros gustos, ver el mundo con otros ojos, abrazar otras perspectivas, apartarse de las "verdades" oficiales?
En fin, ¿no se nos está yendo la mano y cayendo en el extremo de pretender uniformar, igualar, unificar como cada quien vive, observa y analiza la vida?