El constante, agresivo, soberbio y populista discurso de Donald Trump ha llevado a estimar que el número de turistas que visitan la ciudad estadounidense de Nueva York sufra una importante caída en el 2017.
Los neoyorquinos se preparan para atender a 300.000 viajeros menos que en el 2016, lo cual significa una reducción de al menos $600 millones en ventas. Será la primera vez, en los últimos siete años, que se registre un descenso en esta importante actividad.
Sucede que en el resto del mundo está cambiando la imagen de país hospitalario que ha distinguido a Estados Unidos. Incluso, hay quienes consideran que el arsenal retórico del principal inquilino de la Casa Blanca golpeará los millonarios ingresos por turismo en todo el país durante los próximos dos años.
De hecho, la firma internacional Tourism Economics, que pronostica tendencias de vacacionistas para diversas ciudades estadounidenses señala que de aquí al 2018 6,3 millones de personas dejarán de visitar esa nación.
Sin embargo, los discursos prepotentes de Trump resultan insuficientes para fumigar a una variedad de visitantes que durante más de 100 años afectó a la producción de algodón de los estados del Sur de EE. UU. —en muchos de los cuales ya fue controlado gracias a inversiones millonarias— pero que aún es una plaga en el extremos sur de Texas: el gorgojo del algodón.
Este escarabajo, al parecer nativo de México y Centroamérica, cruzó la frontera entre México y Estados Unidos en la década de 1890. Por supuesto que lo hizo sin la ayuda de "coyotes" o documentos falsos.
Lo interesante del caso es que productores y autoridades de los sembradíos de algodón ubicados a ambos lados del límite donde Trump piensa construir un muro, están trabajando de manera asociada con el objetivo de exterminar esta plaga que golpea a la economía y el empleo.
¿Le apetece informarse más sobre Trump, el turismo y los gorgojos? Lo invito entonces a leer la sección de The New York Times (ocho páginas con distintos temas) que publicaremos la próxima semana tanto en la edición web de El Financiero como en la de papel.
En fin, dos plagas que golpean a la economía de los Estados Unidos: la del discurso y la de los insectos. ¿Existirá un plaguicida capaz de controlar a ambas?