Lucas Eguibar, la segunda opción de medalla española en un sola jornada en los Juegos de Pekín, terminó séptimo en la prueba de snowboardcross, cosechando su segundo diploma pero, cabizbajo, terminó "con rabia".
Después de terminar en tercera posición en la final de consolación y atender a dos canales de televisión, se sacó el casco, y derramó unas lágrimas, apoyado en una de las vallas y escondiendo la cabeza.
Eguibar, a sus 28 años, campeón del mundo de snowboardcross el año pasado y subcampeón en 2017, llegaba como uno de los aspirantes a medalla.
Tras superar octavos de final, parecía eliminado en cuartos de final al ir en última posición, pero una caída de dos rivales le ayudó a entrar en semifinales. En esa instancia quedaría cuarto y después, en la final de consolación, ocupó un tercer lugar, para un séptimo lugar en la clasificación final.
"Toda la semana esta ha sido muy rara. He andado muy lento siempre. No he estado ni entre los quince primeros ningún día. Aunque sabía que la carrera era diferente, al final soy séptimo. Estoy muy contento respecto a lo que ha pasado, pero me da bastante rabia por lo bien que me estaba encontrando últimamente y que al venir a estos Juegos, el circuito no me acompañase", afirmó en la meta.
El triunfo final sería para el austríaco Alessandro Hämmerle, segundo tras el donostiarra en el Mundial del año pasado en Suecia.
Eguibar no pudo esta vez sumar una medalla para España, que se habría sumado a la plata conseguida pocas horas antes por Queralt Castellet, también en snowboard, en la disciplina de half-pipe.
"La única carrera buena que he hecho ha sido la primera (octavos). Las demás ha sido suerte. Estoy contento por lo que ha pasado, lógicamente es un diploma, pero me da mucha rabia no haber podido demostrar lo que sé", explicó.
Y es que tras su séptimo puesto en Sochi-2014 y la eliminación prematura en Pyeongchang-2018, se le resiste la medalla.
"No me encontraba muy cómodo en el circuito. Me gusta pero no me encontraba muy cómodo. He afrontado la carrera como si fuera otro día, estaba muy mentalizado desde la primera manga que ha sido muy buena, pero después no acababa de sentirme bien", añadió.
Con los ojos llorosos y un semblante triste, el donostiarra trataba de autoconvencerse de la importancia de un diploma, sobre todo que sin la caída de dos rivales en cuartos de final no lo habría obtenido, pero estaba inconsolable.
"Sí. El diploma es importante, pero creo que no me voy satisfecho. Aunque ha sido un muy buen puesto y creo que no me merecía estar ahí, porque he tenido mucha suerte, aunque al final estas carreras son así y ya está. Estoy agradecido y me he emocionado porque al final ha sido duro llegar hasta aquí. Tenía ganas de acabar y quiero volver con mi familia estar con ellos y descansar", señaló.
Entre los entrenamientos y protegerse del covid para poder estar en Pekín-2022, Eguibar ha estado poco en los últimos meses con sus padres, su hermano y su hermana.
"No estoy con ellos por el tema covid y ahora es lo que necesito, estar con ellos", añadió.
A Lucas Eguibar le llegará la cuarta oportunidad de lograr una medalla en los Juegos de Cortina d'Ampezzo en 2026, pero el donostiarra, hundido este jueves, no tenía ganas de pensar más allá de la decepción de Pekín.
"Espero estar", dijo con poco entusiasmo. "Pero ahora quiero tomarme un tiempo. Quiero acabar esta temporada. Ha sido duro llegar hasta aquí. Este año ha sido una año de transición, por problemas de espalda, ya que apenas he entrenado. He hecho tres infiltraciones para llegar hasta aquí, así que ha sido un año de aguantar para venir aquí. Después valoraremos un poco todo", concluyó.
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