Combatientes de Tigré habrían violado, golpeado y robado a numerosas mujeres en agosto en la región de Amhara, escenario de combates estos meses entre los rebeldes y las fuerzas gubernamentales en el norte de Etiopía, aseguró este miércoles Amnistía Internacional.
La ONG recogió en un informe testigos de 16 mujeres que aseguran haber sido víctimas de las tropas del Frente de Liberación del Pueblo de Tigré (TPLF) en la localidad amhara de Nifas Mewcha, entre el 12 y el 21 de agosto.
Aseguran que los identificaron como combatientes de Tigré por su acento y los insultos étnicos que les dirigían. Algunos reconocieron ser miembros del TPLF.
Catorce de las mujeres denunciaron haber sido víctimas de violaciones colectivas. Gebeyanesh, de 30 años, aseguró haber sido violada ante sus hijos de 9 y 10 años.
"Tres de ellos me violaron mientras mis hijos lloraban (...) Hicieron lo que quisieron y se fueron. También me agredieron físicamente (...) Me abofetearon, me patearon", explicó esta mujer.
Hamelmal dijo haber sido agredida por cuatro combatientes.
"El que me violó primero era su superior. Dijo: 'Los Amhara son burros, masacraron a nuestra gente. Las fuerzas de defensa federales violaron a mi mujer, ahora nosotros os podemos violar como queramos'", explicó.
Otra mujer dijo que sus agresores, tras violarla, le dieron una paliza con las culatas de sus fusiles que la dejó "inconsciente durante más de una hora".
Varias testigos aseguraron que los agresores también robaron comida, joyas, teléfonos y dinero.
Para su informe, Amnistía interrogó al director del hospital de Nifas Mewcha y a responsables locales y regionales que conocían los hechos.
Las autoridades regionales de Amhara aseguran que 71 mujeres fueron violadas en ese periodo. El ministerio federal de Justicia eleva la cifra a 73.
Los "actos ruines" recogidos por el informe "constituyen crímenes de guerra y potencialmente crímenes contra la humanidad", juzga la secretaria general de Amnistía, Agnès Callamard.
El TPLF no estaba disponible el martes para un comentario.
El conflicto que asola desde hace un año el norte de Etiopía se vio marcado por masacres y abusos contra civiles en ambos bandos, han denunciado repetidamente oenegés y Naciones Unidas.
La guerra comenzó en noviembre de 2020 cuando el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, envió al ejército a Tigré para derrocar a las autoridades regionales salidas del TPLF.
En junio los rebeldes contraatacaron, recuperando gran parte de Tigré y avanzando a las regiones vecinas de Afar y Amhara. Ahora aseguran encontrarse a 300 km de la capital Adís Abeba.
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