El fútbol masculino olímpico, que disputa en Tokio-2020 del 22 de julio al 7 de agosto, aparece como último bastión de la resistencia del balompié latinoamericano frente al claro dominio que vienen mostrando los equipos europeos en los certámenes de elite que los enfrentan como Copa del Mundo absoluta, Sub-20 o Mundiales de clubes.
Brasil, último en colgarse la medalla de oro en sus Juegos de Rio-2016 de la mano de su astro Neymar, México, ganador de la dorada en Londres-2012 frente a los brasileños, y Argentina, bicampeón olímpico con sus triunfos en Atenas-2004 y Pekín-2008, junto a Honduras, serán las esperanzas latinas en esta nueva edición nipona.
¿La amenaza? Visto por lo que sucede en las otras grandes competiciones de elite, las escuadras europeas 'superprofesionalizadas' parecen dispuestas a no ceder nada en su reinado, como viene ocurriendo en Copa del Mundo desde la última consagración sudamericana en 2002 de la mano del Brasil de Ronaldo. Después, Italia (2006), España (2010), Alemania (2014) y Francia (2018) han levantado la Copa, amargando a los latinos.
En el Mundial Sub-20, formador de las grandes estrellas del mañana, los elencos latinoamericanos pisaban fuerte hasta que su racha triunfal se detuvo en 2011, cuando Brasil se coronó en tierra colombiana. Desde entonces, pleno de monarcas europeos: Francia (2013), Serbia (2015), Inglaterra (2017) y Ucrania (2019).
Tampoco es muy diferente esa tendencia en los Mundiales de Clubes, que hacen chocar a los campeones de las seis confederaciones, tras desplazar a lo que antes era la Copa Intercontinental que enfrentaba al campeón de la actual Champions contra el rey de la Libertadores. El Corinthians brasileño ha sido el último campeón no europeo en ese palmarés. Desde 2007 hay prácticamente pleno de equipos europeos, salvo por el triunfo del 'Timao' frente al Chelsea en 2012.
En el historial de los Juegos Olímpicos, Hungría, que no logró clasificarse para la cita nipona, lidera el palmarés con tres preseas doradas, delante de Argentina, ganador de los oros en Atenas-2004 y Pekín-2008, así como los no clasificados Uruguay, Gran Bretaña, y la ex Unión Soviética.
En las últimas ediciones, el oro pareciera una pelea entre latinos con principal amenaza de los conjuntos africanos (Camerún campeón 2000 y Nigeria en 1996), que siempre son peligrosos en competiciones juveniles, mientras que los europeos no se alzan con la corona desde los Juegos de Barcelona-1992, donde el campeón resultó la misma Roja frente a su público.
Tokio, que ya recibió unos Juegos en 1964 con triunfo final de Hungría, será una nueva oportunidad para descubrir si el reinado europeo en el fútbol se sigue ampliando o el fútbol latino aún puede seguir ofreciendo resistencia en algún bastión.
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