Desde hace décadas, la circunscripción rural inglesa de North Shropshire vota fielmente a los conservadores de Boris Johnson. Pero, tras una serie de escándalos, el partido enfrenta el jueves una complicada elección parcial, bajo la mirada atenta de todo el país.
Este bastión conservador en el centro de Inglaterra podría dar la espalda a la formación del controvertido primer ministro, cuya popularidad cae en picado hasta el punto de que algunos se cuestionan si seguirá muco tiempo en el poder. Las recientes acusaciones de corrupción en su partido y de posibles violaciones de las restricciones contra el covid-19 han conseguido irritar a sus más fieles seguidores.
"Son una panda de mentirosos, es vergonzoso", se indigna Martin Price, vecino de Whitchurch que votó a los conservadores en las elecciones generales de 2019. Pero no lo hará esta vez, asegura a la AFP, afirmando que no participará "en absoluto" en la votación del jueves, frente a unos conservadores que "sólo piensan en sí mismos".
¿La razón? Los recientes y numerosos escándalos que han empañado al partido y a su líder, empezando por un escándalo de cabildeo vinculado al diputado Owen Paterson, que ocupaba el escaño de North Shropshire desde 1997.
Se le acusó de haber presionado al gobierno en favor de dos empresas que le pagaban, y acabó dimitiendo, lo que llevó a esta elección parcial.
Johnson también fue muy criticado por intentar cambiar las reglas parlamentaria para favorecer a este diputado.
Pero a medida que esta polémica se fue diluyendo, surgieron otras, entre ellas la celebración, acreditada por fotos y vídeos, de fiestas o concursos en Downing Street en diciembre de 2020, en un momento en que, debido a la pandemia, se pedía a los británicos que limitaran extremadamente sus interacciones sociales.
"Esto no hace más que confirmar lo que yo, mi familia y mucha otra gente hemos pensado durante mucho tiempo: este hombre no es apto para ser primer ministro", afirma Garry Churchill, un jubilado de 71 años que "no puede imaginar" que la gente vuelva a votar por los conservadores el jueves.
En esta circunscripción rural, el empleo, la agricultura y el transporte suelen ocupar los primeros puestos de la agenda.
Esta vez, la votación se ha convertido en un plebiscito a favor o en contra del primer ministro.
"Boris nos hace perder el tiempo", considera Gale Groom, de 55 años, a la salida de un supermercado. "Pensaba que sería competente -porque obviamente le voté antes- pero con la pandemia y todo lo demás, no ha sido el mejor".
Desbancar a los conservadores, que en 2019 ganaron el escaño por un amplio margen de 23.000 votos, es toda una hazaña para la oposición. Los mejor situados parecen ser los centristas liberaldemócratas, a los que los laboristas dieron vía libre para infligir una dura derrota política a Johnson.
"Voy a votar a los liberaldemócratas", asegura Martin Hill, de 68 años, que se presenta como socialista. "Será un voto táctico: quiero infligir un revés a Johnson", ese "hombre deshonesto".
Churchill espera que esta votación parcial tenga una amplia repercusión nacional: Johnson "debería dimitir, irse a casa, cuidar de su nuevo bebé y mantenerse alejado de la política", afirma.
Si los conservadores pierden este bastión, su líder podría enfrentarse a nuevas peticiones de dimisión desde dentro del partido y podría ser objeto de una moción de censura.
Si fuera destituido como líder de los conservadores tendría que dejar Downing Street, como ocurrió con Theresa May antes que él.
Algunos siguen respaldando al polémico experiodista y artífice del Brexit, que llevó a su partido a una histórica victoria electoral en diciembre de 2019. "Boris Johnson ha sido un poco tonto, como un niño travieso", considera Sue Parkinson, leal votante durante dos décadas.
"Ha habido esos incidentes en que se le pilló con las manos en la masa, pero todos cometemos errores", alega esta inglesa de 67 años, convencida de que, no obstante, "ha hecho un gran trabajo".
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