Huir del mundanal ruido para escuchar el fluir del agua. Es lo que pretende el escultor catalán Jaume Plensa con "Water's Soul" (Alma del Agua), su más reciente obra, instalada a orillas del río Hudson, en Nueva Jersey, frente al sur de Manhattan, no lejos de la estatua de la Libertad.
Plensa inaugura este jueves su obra más monumental, una delicada cabeza femenina de 24 metros de altura y 30 toneladas de peso, que se lleva un dedo a la boca para pedir silencio.
Como sus creaciones de este tipo, esta escultura hecha con cristal de vidrio, resina y polvo de mármol, de un blanco impoluto, exuda sensualidad, levedad y mucha soledad en un parque construido a orillas del río, flanqueada por los rascacielos que se yerguen detrás.
Portador de su memoria mediterránea hacia el norte "extraordinario", el artista aspira a "intercambiar sueños".
Su relación con el agua viene de lejos. "Es el elemento de la vida más fundamental", dice a la AFP por teléfono.
"Con la mucha información que nos llega", a veces "perdemos un poco esta relación con el agua que es tan importante", filosofa.
Cuando el promotor inmobiliario Richard LeFrak le invitó a hacer un proyecto en lo que fue el antiguo muelle de Nueva Jersey, aceptó feliz, porque el río Hudson es un "lugar lleno de metáforas maravillosas, de simbología extraordinaria y de un pasado increíble".
Aquí llegaban y de aquí salían los trenes cargados de mercancías para y desde Manhattan. El emplazamiento del "Alma del agua" contiene esta "memoria histórica extraordinaria", recuerda.
Además del vínculo con el pasado, la obra de Plensa expresa la esperanza colectiva de un mundo mejor. "Cuando el cambio climático amenaza a nuestro precioso planeta, debemos unirnos para proteger el agua como uno de los elementos de la naturaleza más preciosos. No es de nadie, sino que nos pertenece a todos. El agua es fuente de vida, y el 'Alma del agua' es una celebración de la vida", dice.
El escultor, de 66 años, quiere convertir este lugar en un lugar de encuentro.
"Creo que será un lugar que invite a la gente a decir: ¿dónde quedamos? Pues quedamos en frente del 'Alma del agua'", confía.
La pandemia de coronavirus alargó el proceso de construcción de la escultura que ya de por sí tiene procesos muy largos, de concepción, realización y de estudios estructurales para que pueda resistir a las inclemencias del tiempo.
El cierre de fronteras por el covid-19 hizo que tuviera que supervisar telemáticamente su instalación. Solo ha podido ingresar ahora en Estados Unidos, para su inauguración, gracias a un permiso especial que concede el gobierno estadounidense hasta que abra las fronteras el 8 de noviembre a los viajes no esenciales y al turismo.
"Aprender que un día no estaré y mi obra seguirá circulando", dice que le ha enseñado esta situación generada por la pandemia. "Me faltaba esa vivencia personal porque una obra no es solo cuando la concibes, una obra es también cuando viaja, cuando se instala. Es como cuando plantas un árbol: necesita tiempo para ir adaptándose al lugar".
"Yo creo que la escultura seguirá su camino y dejará de ser mía para pertenecer a todos".
En cualquier caso, los promotores de la urbanización donde ha quedado instalada indefinidamente la monumental cabeza de Plensa, las familias Richard LeFrak y David Simon, están encantadas de este nuevo atractivo que susurra no lejos de la estatua de la Libertad:
"Esta escultura magnífica de Jaume Plensa es una representación fenomenal del sentido cultural que engloba Newport", el nuevo desarrollo urbanístico. Y que como casi todo en Estados Unidos, está pensado a lo grande a lo grande.
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