Sofyane Amrabat como pistón y Selim Amallah como correa de transmisión hacen funcionar el motor de Marruecos, que no ha recibido ningún gol en lo que va de Mundial y que el jueves ante Canadá tiene una gran oportunidad para alcanzar los octavos de final.
"Estos jugadores formados en Europa (Amrabat en Países Bajos y Amallah en Bélgica) crecen con sus equipos y con el equipo nacional", destaca su seleccionador, Walid Regragui. "Se encuentran bien en este sistema, estamos contentos con ellos y esperamos que sigan a este nivel", subrayó.
"Ya sea Selim o Sofyane, cada uno tiene un papel bien preciso en el sistema de juego", añade el entrenador, al que le gustaría "también que se hablara del trabajo de (Youssef) En Nesyri como atacante" entre "los jugadores que se sacrifican".
En el Brujas, su entrenador Ivan Leko le llamaba "mi gangster en el terreno de juego, en el buen sentido del término".
"Comprendo por qué ha dicho eso", reaccionó entonces Amrabat. "A veces hay que ser duro en el terreno de juego e intento ser ese jugador, soy alguien que no tiene miedo a nadie".
Con su impresionante complexión y su cráneo afeitado, el jugador de la Fiorentina impresiona desde el inicio del Mundial.
"Sofyane Amrabat tiene cualidades fuera de serie, es un motor físico", resumía otro de sus exentrenadores, Cesare Prandelli, que le dirigió en la Fiorentina italiana.
Hace cuatro años era suplente de su hermano mayor Nordin Amrabat y apenas jugó un fragmento de partido, ante Irán, en un duelo de la fase de grupos de Rusia-2018 en el que los 'Leones del Atlas' cayeron 1-0 con un tanto en contra en los últimos instantes.
Desde esa cita se ha convertido en una pieza indispensable. "Nuestra fuerza es que somos un equipo de verdad, todo el mundo corre, todo el mundo lucha", afirmó.
Amrabat cumple a la perfección con su labor de recuperador al servicio del grupo, consciente de que la actual selección de Marruecos tiene "jugadores que pueden marcar".
Marruecos no ha recibido goles en el Mundial, pese a haber jugado en las dos primeras jornadas ante rivales de peso como Croacia y Bélgica.
"Nos hemos enfrentado a dos equipos muy fuertes. Si te abres demasiado, es duro. Así es más difícil para ellos marcar", resume Amrabat.
El exentrenador de Marruecos Vahid Halilhodzic, que dejó el cargo antes del Mundial, lanzó un 'dardo' a Selim Amallah después de un partido de la Copa de África en el que había conseguido un gol y una asistencia ante Comoras.
"Diría que tiene cualidades atléticas casi excepcionales. Pero de vez en cuando tiene fallos técnicos porque se cree Diego Maradona", señaló.
En su papel de enlace, Amallah es muy valioso para subir balones y dinamizar el juego. Su juego tiene todavía más mérito, teniendo en cuenta que no juega en el Standard de Lieja desde octubre y que está ligeramente lesionado.
El técnico añadió que "Selim juega con un dolor en una rodilla desde el inicio de la competición y no se rinde".
Contra Bélgica, su actividad agotó a los 'Diablos Rojos'.
Comenzó con 4 años en el Royal Albert et Elisabeth Club de Mons, donde su padre Houcine era entrenador. A los 13 años sufrió el duro golpe de perder a su madre, Antoinette, que se desplomó ante sus ojos, víctima de una ruptura de aneurisma.
Después de una adolescencia difícil, en la que fue detectado por el centro de formación del Anderlecht, tomó impulso en el fútbol.
El jueves puede emular con su selección al recordado equipo marroquí de Badou Zaki, Merry Krimau y Mohamed Timouni, que fue octavofinalista en el Mundial de México-1986. Fue la única vez que Marruecos pudo superar la fase de grupos en esta competición.
"Entramos en la historia de Marruecos. Hacía muchos años que no habíamos ganado un partido en el Mundial (la última vez antes de 2022 había sido el 3-0 sobre Escocia en 1998), pero no nos vamos a detener ahí", prometió Amallah tras ganar a los belgas.
eba/dr/psr