El proyecto adoptado el miércoles por la Comisión Europea que extiende la utilización del sello verde a inversiones en energía nuclear generó furia en oenéges, pero establece numerosas restricciones que desagradan a las empresas del sector.
A continuación, un resumen de algunas de esas restricciones.
No todas las actividades del sector nuclear están reconocidas en la lista de inversiones que pueden beneficiarse de las ventajas de las inversiones verdes.
Se trata de la construcción de nuevas centrales eléctricas para la producción de electricidad y obras de ampliación de las centrales existentes, así como de la investigación para el desarrollo de tecnologías que minimicen el impacto de los residuos.
Pero no se menciona la gestión del ciclo del combustible (extracción y enriquecimiento de uranio, o el procesamiento del combustible ya utilizado).
El plan fija un plazo para el reconocimiento de la energía nuclear, una tecnología baja en carbono pero considerada una solución "transitoria", al igual que las centrales generadoras movidas a gas.
Apenas las energías renovables (eólica o fotovoltaica, por ejemplo) se clasifican en la categoría de inversiones verdaderamente "sostenibles", y son el objetivo prioritario de la política energética europea.
Para las nuevas centrales nucleares, este reconocimiento es "transitorio" y afectará a los proyectos que hayan obtenido un permiso de construcción antes de 2045.
Las ampliaciones de las centrales eléctricas existentes deben haber sido autorizadas para 2040.
El certificado verde solamente se podrá otorgar a proyectos nucleares que implementen las mejores tecnologías disponibles. Por lo tanto, las nuevas plantas en cuestión serán al menos de 3ª generación.
Para ser reconocidos por la etiqueta de finanzas sostenibles de la UE, todos los proyectos de centrales eléctricas (construcción o ampliación) deberán utilizar los denominados combustibles resistentes a accidentes, a partir de 2025.
Aunque no se reconoce entre las actividades beneficiarias del sello verde, el uso del tratamiento y almacenamiento de residuos, así como el desmantelamiento de instalaciones al final de su vida útil, son condiciones necesarias para el etiquetado de proyectos.
Estas limitaciones incluyen, para los Estados miembros que acogen estos proyectos, la existencia de un plan de gestión para todo tipo de residuos, radiactivos o no.
También contempla un proyecto detallado para 2050 sobre instalaciones de almacenamiento en vertederos para residuos nucleares de alta intensidad, algunos de los cuales seguirán siendo peligrosos durante 100.000 años.
Se requiere igualmente un plan de financiación para estos dispositivos.
Cada proyecto de nueva central eléctrica o ampliación de una central existente debe ser notificado a la Comisión Europea, que analizará el cumplimiento de los criterios establecidos. También debe ser objeto de un informe detallado cada cinco años enviado a Bruselas para hacer un balance de su progreso.
Así, el ejecutivo europeo se otorga nuevas prerrogativas que corren el riesgo de resultar redundantes con las de las autoridades nacionales de seguridad y socavar la soberanía de los Estados en materia energética.
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