¿Pogacar o Alaphilippe? ¿Vingegaard o Van Aert? Organizadas la misma semana, incongruencia del calendario ciclista, la París-Niza y la Tirreno-Adriático rivalizan para atraer a los más grandes campeones y afirmarse como la referencia de las carreras por etapas de una semana.
Con la presencia este año de Jonas Vingegaard et Tadej Pogacar, o lo que es lo mismo el campeón y el segundo clasificado del último Tour de Francia, los organizadores de la París-Niza, que comenzó este domingo, dieron un golpe sobre la mesa. "Es enorme, tenemos un cartel de excepción con la revancha del último Tour pero también David Gaudu, Romain Bardet y una plétora de esprínteres", se felicita Christian Prudhomme, director del Tour de Francia y de ciclismo en ASO, organizadora también de la París-Niza.
Estos últimos años, sin embargo, la prueba a veces ha sufrido la comparación con su hermana gemela italiana, que comienza el lunes. En 2022, Pogacar y Vingegaard estaban en la Tirreno-Adriático, mientras que los dos corredores franceses más populares, Julian Alaphilippe y Thibaut Pinot, volverán a correr en Italia, al igual que Wout Van Aert, Mathieu van der Poel, Primoz Roglic o Warren Barguil.
Así pues, ¿cuál presenta mayor atractivo entre la 'Carrera al sol' y la 'Carrera entre dos mares', como son conocidas estos 'Tours en miniatura', con sus etapas de montaña, su contrarreloj y sus llegadas al esprint?
Como es natural, ambos organizadores, Amaury Sport Organisation (ASO) y RCS reclaman para sí mismos ese reconocimiento. Y ambos presentan una simetría sorprendente; gestionan respectivamente Tour y Giro, dos 'Monumentos' y varias clásicas cada uno, todo ello perteneciendo al mismo grupo que el periódico deportivo de referencia de sus países, L'Equipe y La Gazzetta dello Sport.
"Nuestra carrera se ha convertido en la prueba de una semana más importante del mundo", lanzó Mauro Vegni, director de ciclismo en RCS, durante la presentación del recorrido.
"Esa no es mi opinión", responde Christian Prudhomme para la AFP. "París-Niza, es una marca. Suena. Tiene el privilegio de la antigüedad y sigue siendo la primera gran cita por equipos de la primavera en Europa".
Creada en 1933, la París-Niza tiene de hecho una ventaja histórica sobre su prima italiana, que vivió su primera edición en 1966, y casi de rebote. "Nació porque sólo dos o tres equipos estaban generalmente invitados a la París-Niza y así pues los otros equipos italianos no tenían la posibilidad de preparar la Milán-San Remo", el primer 'Monumento' de la temporada, recuerda Mauro Vegni a la AFP.
Desde entonces, la carrera italiana ha ido ganado en relevancia, hasta convertirse en una alternativa a la París-Niza.
"En los treinta últimos años, creo que globalmente la historia de la Tirreno estuvo a la altura de la de nuestros primos franceses", explica Mauro Vegni, quien asegura que RCS no ofrece prima de participación a los campeones. "Eso no existe, es una elección libre que hacen los equipos", añade.
Varios factores pueden explicar por qué de más reciente creación puede mirar a los ojos a la más antigua. En primer lugar el clima, a menudo duro en la París-Clemente, es más clemente en el centro de Italia. La proximidad de la Milán-San Remo. Y sobre todo el crecimiento de la Strade Bianche, clásica de un día organizada el sábado precedente de las dos carreras por etapas, y que se ha convertido en muy popular entre los corredores.
Con salida y llegada en Siena, impulsa a los ciclistas a encadenas con la Tirreno.
Al final, lo que pone a todos de acuerdo es que las dos carreras no deberían disputarse a la vez.
Una incongruencia del calendario que debería pronto pertenecer al pasado ya que la Unión Ciclista Internacional (UCI) valora una reforma del calendario con el horizonte del 2026 que prevé que las grandes carreras no se solapen.
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