La justicia italiana suspendió este jueves en Roma el juicio en ausencia de cuatro agentes de los servicios secretos de Egipto por el asesinato en 2016 en ese país del estudiante Giulio Regeni.
Reunida en una sala en medio de fuertes medidas de seguridad en la cárcel romana de Rebibbia, donde se celebran procesos de mafiosos, la corte constató tras siete horas de audiencia la imposibilidad de continuar el juicio.
Según la ley, los cuatro hombres debían haber sido informados oficialmente del procedimiento en su contra.
El asesinato en Egipto de Regeni, de 28 años, que cursaba un doctorado en la Universidad de Cambridge, en Reino Unido y estaba realizando una investigación académica sobre los sindicatos egipcios, resultó un tema delicado tras desatar un movimiento de protesta e indignación en Italia y tensiones diplomáticas con Egipto.
Los cuatro agentes egipcios que eran juzgados, el general Tariq Sabir, y los oficiales Athal Kamel Mohamed Ibrahim, Uhsan Helmi y Magdi Ibrahim Abdelal Sharif, han sido acusados de secuestro, conspiración para asesinar y lesiones corporales graves.
Durante la audiencia, celebrada en la sala de seguridad de la cárcel de Rebibbia, se debatió sobre los pedidos de archivar el caso y asistieron la madre, el padre y la hermana de Regeni.
El caso pasa ahora al magistrado instructor, quien tendrá que asegurar los medios para notificar a los acusados sobre su acusación, indicó a la AFP un abogado de la defensa.
"La decisión deja un sabor amargo", señaló Claudio Francavilla, de la ONG de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch. "Pero debe ser respetada. Muestra lo que es un proceso justo, lo que nunca podría ocurrir en Egipto hoy", añadió a la AFP.
"Es un revés, pero no abandonaremos" el caso, afirmó Alessandra Ballerini, abogada de la familia Regeni, citada por la agencia Ansa.
La oficina de prensa de la jefatura de gobierno anunció la víspera que Italia se constituía parte civil en el juicio, en un gesto simbólico de apoyo a la familia.
El cadáver de Regeni fue hallado mutilado en febrero del 2016, varios días después de su desaparición, al costado de una carretera cerca de El Cairo.
Una autopsia hecha en Italia reveló horribles torturas, múltiples heridas y varios huesos rotos, lo que sugiere que había recibido golpes con "puños, palos y martillos".
Una letra "X" fue tallada en la piel de su frente y de la mano y todas las uñas fueron arrancadas, según revelaron medios italianos.
El 31 de diciembre, el gobierno italiano consideró "inaceptable" la decisión de la fiscalía egipcia de liberar a los agentes de la Seguridad Nacional implicados en el caso tras rechazar incriminar a las fuerzas de seguridad.
Se trata de un juicio complicado, ya que la justicia italiana no ha contado con la colaboración de las autoridades egipcias y los cuatro sospechosos no habían sido informados oficialmente de la apertura del proceso, como exige la ley.
Egipto se ha negado a proporcionar sus datos y en una audiencia preliminar celebrada en mayo, un juez dictaminó que gracias a los medios de comunicación se podía considerar que han sido notificados.
Los investigadores consideran que Regeni fue secuestrado y asesinado por ser confundido con un espía extranjero.
El fiscal del caso, Michele Prestipino, aseguró en diciembre ante un comité parlamentario que había "pruebas significativas" que involucraban a los cuatro oficiales egipcios en el asesinato, una acusación rechazada por Egipto.
Según la autopsia, Regeni tenía los dientes quebrados, las manos y los pies fracturados y murió asfixiado.
El crimen alimentó las críticas en Europa a Egipto por la violación sistemática de los derechos humanos bajo la presidencia de Abdel Fatah al Sisi.
Para los activistas de los derechos humanos, entre ellos la organización Human Rights Watch, con el juicio la familia y el país busca ante todo "verdad y justicia".
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