El británico Jake Wightman se impuso el martes en la final de los 1.500 metros del Mundial de Eugene sorprendiendo al favorito, el noruego Jakob Ingebrigtsen, que se quedó con la medalla de plata, mientras que el español Mohamed Katir obtuvo la de bronce.
Wightman logró el triunfo en el Hayward Field con un tiempo de 3 minutos y 29.23 segundos, por delante del campeón olímpico noruego Ingebrigtsen (3:29.47) y de Katir (3:29.90).
Katir logró así la segunda medalla de España en este Mundial tras la de Asier Martínez en los 110 metros vallas, también de bronce.
"Sabía que algún día iba a conseguir una medalla", se felicitó Katir tras salir de la pista del Hayward Field.
Nacido hace 24 años en el norte de Marruecos, Katir era una estrella emergente del atletismo español, con plusmarcas nacionales en 1.500, 5.000 y 10.000 metros.
El año pasado en los Juegos Olímpicos de Tokio-2020 no cumplió con sus grandes expectativas al terminar en el octavo puesto de los 5.000 metros. Este martes aseguró que no piensa cambiar tras conseguir su ansiado primer éxito internacional.
"Yo siempre tengo los pies en el suelo, sea campeón del mundo o no", subrayó. "Siempre seré humilde. La diferencia es que ahora creo mucho en mí".
España contaba con otras dos bazas en la final de 1.500: Mario García, que fue cuarto (3:30.20), e Ignacio Fontes, que fue undécimo (3:34.71).
En contraste con el joven García, Katir eludió la pelea de la cabeza de carrera, en la que Ingebrigtsen trató de imponer pronto su ley.
Katir reservaba energías en la cola del grupo y, cuando la atención se centraba en el ataque de Wightman sobre Ingebrigtsen, aceleró hasta tomar la tercera posición y mantenerla ante el último arreón de García.
Envuelto en la bandera española, Katir celebró a lo grande una medalla que devuelve a España a la élite de los 1.500 metros.
La última de las cinco medallas mundialistas (tres platas y dos bronces) que poseía España en la prueba se remontaba al lejano bronce de Reyes Estévez en 1999.
En la final del martes, el favorito Ingebrigtsen tomó la cabeza a falta de dos vueltas, seguido de los kenianos Timothy Cheruiyot, defensor del título del pasado Mundial de Doha-2019 y plata en Tokio-2020, y Abel Kipsang, sus teóricos grandes rivales.
Al sonar la campana de la última vuelta, Ingebrigtsen, los kenianos y la pareja británica formada por Josh Kerr y Wightman aceleraron.
Wightman lanzó su ataque en la última curva a falta de 200 metros. Ingebrigtsen trató de contrarrestarlo pero no tuvo fuerzas para recuperarle terreno a un Wightman lanzado hacia el oro.
"¡Ese es mi hijo y es campeón del mundo!", clamó con la voz quebrada su padre, Geoff Wightman, comentarista de este Mundial, desde la megafonía del Hayward Field.
"¡Estoy contento de que haya mostrado algo de emoción!", dijo después el campeón sobre la reacción de su padre. "Es un momento especial para él también. Para él, ser parte de mi viaje y llegar a este punto y realmente ser parte de la carrera en sí, es tan único que espero que pueda celebrarlo tanto como quiera".
"Me sentí bien, pero cometí algunos errores", explicó por su parte Ingebrigtsen. "No pude seguir el ritmo de Jake en los últimos 200 metros. Estoy muy decepcionado por no haber ganado".
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