Mientras el cierre del gobierno de Estados Unidos cumple 40 días, convirtiéndose en el más largo de su historia, el impacto ha dejado de ser una noticia política interna para convertirse en una crisis logística y económica con repercusiones globales. El epicentro del caos se ubica en sus aeropuertos, donde miles de empleados federales clave para la aviación trabajan sin remuneración.
La situación ha llegado a un punto crítico. Cerca de 13.000 controladores aéreos y 50.000 agentes de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en inglés) cumplen más de un mes sin recibir su salario.
Como respuesta, se reporta un ausentismo de hasta el 40% en aeropuertos clave, mermando la capacidad operativa del sistema aéreo más transitado del mundo.
Las cancelaciones ya están en marcha: 1.550 vuelos fueron cancelados el sábado 8 de noviembre y ya 1.200 se cancelaron en la mañana de este domingo 9 de noviembre. En total, el fin de semana acumula más de 2.750 vuelos cancelados y 6.000 demorados.
Ante este colapso funcional, la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) respondió con una medida drástica: ordenó una reducción obligatoria para el 14 de noviembre del 10% en los vuelos en 40 de los aeropuertos más congestionados del país.
Aunque las aerolíneas que operan en Costa Rica —como United, American, Delta o JetBlue— están priorizando sus rutas internacionales, los principales centros de conexión del país están en la lista roja.
Aeropuertos vitales para los viajeros y la carga costarricense, como Miami (MIA), Houston (IAH), Dallas (DFW) y Atlanta (ATL), están entre los más afectados.
Si bien las operaciones en el Aeropuerto Juan Santamaría (SJO) y Daniel Oduber (LIR) reportan estabilidad y no hay cancelaciones directas aún, el riesgo de un efecto dominó que afecte las conexiones, la logística de carga y el turismo, ya genera alertas en el sector empresarial costarricense.

El impacto de $20 millones semanales
La dependencia costarricense de la conectividad estadounidense es absoluta. Estados Unidos representa el principal socio comercial del país y su mayor emisor de turistas.
“El impacto que esto tiene en Costa Rica es muy fuerte. Recordemos que el 47% de nuestro comercio (exterior) es con Estados Unidos, esto significa que es el mayor socio comercial que tenemos. Cualquier impacto, por mínimo que sea, va a tener un reflejo muy fuerte en nuestro movimiento de mercancía", advirtió el ingeniero y docente de la Universidad Fidélitas, Ricardo Ruíz, en un video.
El sector turístico, que recibe aproximadamente el 50% de sus visitantes desde EE.UU., es el primero en sentir la incertidumbre. Sin embargo, el golpe más duro podría venir de la suma de todos los sectores.
Según estimaciones preliminares del Instituto Costarricense de Turismo (ICT) y el Ministerio de Comercio Exterior (Comex), citadas por la Universidad Fidélitas, una reducción sostenida del 10% en la conectividad aérea con Estados Unidos podría costarle al país más de $20 millones de dólares en una sola semana.
“Es una estimación conservadora”, aclaró Ruiz, “va a depender de otros factores, tenemos que irnos preparando”.
El economista de la misma Universidad, Malberth Cerdas, coincide en el riesgo. “Muchos productores de Costa Rica exportan hacia Estados Unidos y muchos productos que nosotros también demandamos vienen por esa vía aérea y el comercio internacional se podría ver disminuido”, señaló.
Crisis logística: de perecederos a insumos médicos
El problema para la economía costarricense no es solo el turista que no llega, sino el contenedor de carga que se retrasa. La medida de la FAA golpea directamente a los sectores de exportación de alto valor que dependen de la agilidad aérea.
El ingeniero Ruiz, quien también es miembro de la Organización Mundial de Ciudades de Plataformas Logísticas, detalló los sectores que se verán impactados de inmediato: “Toda la parte de exportaciones de perecederos, como piña, flores; en el caso de insumos médicos, de insumos eléctricos, electrónicos y también la parte de turismo".
Estos sectores operan bajo un esquema de just-in-time (justo a tiempo), donde los retrasos de vuelos en Miami o Houston no solo significan una demora, sino una posible pérdida de producto o la paralización de una línea de producción, por lo que cualquier desvío o retraso logístico encarece las operaciones. Ricardo Ruiz advirtió que el impacto en los costos logísticos por atrasos y esperas es inevitable.
Además, la crisis coincide con la temporada alta de compras de fin de año, afectando directamente al courier y las entregas rápidas desde Estados Unidos. Según Ruiz, también se proyecta un incremento en los boletos aéreos de entre un 7% y un 10% debido a la restricción de la oferta.

¿Qué deben hacer las empresas?
Con más de 268.000 asientos en riesgo a nivel global por los recortes, la crisis en Estados Unidos no es un problema ajeno, sino un riesgo empresarial que requiere acción inmediata. El estancamiento presupuestario que provocó el cierre es una decisión política entre demócratas y republicanos, y su resolución es incierta.
Mientras tanto, los expertos logísticos recomiendan a las empresas costarricenses prepararse para un escenario prolongado.
“Esta situación nos pone a pensar a todos (...) en la necesidad de tener que empezar a diversificar las rutas”, explicó Ruiz. ”Tendríamos que evaluar rutas no convencionales a través de Panamá, a través de Colombia, utilizando líneas aéreas que tengan vuelos directos".
Otra medida de mitigación, aunque costosa, es el manejo de inventarios. “Las empresas tienen que ir pensando también en el incremento de sus inventarios (...) tenemos que ir visualizando el desabastecimiento, el encarecimiento versus el costo de tenencia que nos va a implicar”, añadió el ingeniero.
El llamado de los expertos es a la acción coordinada entre el sector público y privado: el gobierno renegociando con aerolíneas y embajadas; las cámaras empresariales monitoreando la situación día a día; y las empresas tomando decisiones de diversificación.
“Tenemos que prevenirnos, tomando decisiones. Tenemos que trabajar de la mano, gobierno, cámaras empresariales, sectores logísticos de Costa Rica y con la academia”, concluyó Ruiz. “Pero tomar decisiones con mucha prudencia”.
