El empleo informal en Costa Rica absorbe a un 45% de la población ocupada del país. Es un mal necesario: activa la economía, pero se asocia a trabajos de baja calidad que están fuera de estructuras jurídicas y legales.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) dio a conocer un estudio sobre las principales características de las personas que viven condiciones de informalidad en sus trabajos. En general, son personas con baja escolaridad y salarios precarios, pero cada vez se inserta una mayor proporción de profesionales y trabajadores por cuenta propia.
Los rostros de esta población (y la evolución de sus características) quedan retratadas en estos gráficos, elaborados por EF con base en datos facilitados por el INEC.
Entenderlo es un pilar para combatir sus males, aunque el objetivo de los gobiernos no puede ser eliminarlo sino convertirlo a la formalidad.
1. Aunque la mayoría de personas que están insertas en el mercado informal son hombres, el número relativo muestra que la carga de este tipo de trabajo la llevan las mujeres.
2. La mayoría de los empleados contratados en condiciones informales han tenido poco acceso a la educación.
3. Sin embargo, la informalidad no es un problema único de quienes poseen una baja educación: cada vez más universitarios se unen a este tipo de empleo. Ellos laboran principalmente en comercio, actividades profesionales, administrativas de apoyo y de enseñanza. En su mayoría, puntualiza el estudio, son independientes.
4. De hecho, la participación del empleo independiente toma cada vez más fuerza dentro del mercado informal. Son trabajadores que no se desempeñan bajo una figura de dependencia con un patrono, sino que ofrecen sus propios servicios.
5. El principal problema, para ellos, es que cada vez son más los que ganan menos de un salario mínimo. Es decir, aunque entren más profesionales a trabajar en estas condiciones, eso no mejora los salarios de la mayoría.