El 2023 arrancó con una tendencia a la baja en el tipo de cambio. De hecho, el dólar presentó una vertiginosa disminución desde el segundo semestre de 2022 y la situación podría impactar los estados financieros de los contribuyentes que perciben sus ingresos en dólares y que han visto pérdidas por el diferencial cambiario.
Para este año fiscal que inició con una cuesta empinada, sobre todo para las empresas del sector servicios, existen dos consideraciones en caso de que continúe la apreciación del colón: gestionar una disminución en el primer pago parcial del impuesto sobre la renta y revisar la posición monetaria que mantiene la empresa.
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Las empresas turísticas y exportadoras, los bufetes de abogados, las firmas consultoras y las que perciban la mayor parte de sus ingresos en dólares, y deban enfrentar gastos en colones, como el pago de la planilla, percibirán menos dinero a la hora de realizar la conversión de dólares a colones cuando exista una disminución en el tipo de cambio; lo que podría generar un impacto no favorable en sus estados financieros.
Ahora bien, si las empresas proyectan una reducción en los ingresos y las utilidades para este periodo fiscal, podrían solicitarle a la Administración Tributaria una disminución en el primer pago parcial del impuesto sobre la renta. En este caso un contador público debe realizar una proyección, y si en esa estimación se vislumbra una reducción importante en las utilidades (de más del 30% con respecto a las generadas en el periodo pasado), el contribuyente podría calificar para una rebaja en el primer anticipo de renta.
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Este primer desembolso se realiza seis meses después de la fecha de cierre del periodo anterior y corresponde pagarlo en junio, por lo que el contribuyente debería iniciar la gestión desde inicio de ese mes.
Para efectos contables y fiscales es recomendable contabilizar el diferencial cambiario en cuentas de ingresos y gastos separadas; esto, además de que es lo correcto, ayuda a llevarle el pulso a esas cuentas. Además, desde la perspectiva financiera se hace indispensable revisar la posición de la empresa para determinar si mantiene más activos o pasivos en moneda extranjera y así tener claridad del impacto en los resultados.
Si el contribuyente genera sus ingresos en dólares, con la tendencia a la baja en el tipo de cambio estaría reconociendo mayor gasto por diferencial cambiario. El caso contrario lo viven aquellos contribuyentes que tienen pasivos en moneda extranjera y que generan un ingreso por diferencial cambiario.
Si los ingresos se perciben en colones, lo ideal es tener los gastos en esa misma moneda y de esta forma se minimiza el impacto por el diferencial cambiario. De ahí surge la recomendación de que cuando se solicita un préstamo, lo ideal es obtenerlo en la misma moneda en que se percibe el ingreso para evitar salir al mercado a cambiar la moneda.
La autora es socia gerente de Deloitte.