La crisis venezolana se agravó el lunes tras la constitución de una dirección paralela en la Asamblea Nacional que potencia el enfrentamiento entre el gobierno y la oposición, que quedó duramente golpeada al perder el control del Legislativo.
Sin bien Juan Guaidó logró -con el apoyo de la mayoría opositora- ser reelecto jefe de la Asamblea Nacional y mantenerse como presidente interino de Venezuela, ahora el dirigente deberá lidiar con una directiva paralela en el Congreso, promovida por el gobierno, que limitará su capacidad de acción.
Sobre las secuelas que tendrá la decisión del mandatario Nicolás Maduro de avalar la directiva paralela, el director de la encuestadora local Datanálisis, Luis Vicente León, afirmó el lunes que el gobierno seguirá “aislándose aún más” internacionalmente y que el país continuará alejándose de una solución negociada.
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León dijo en su cuenta de Twitter que para la oposición el panorama es muy complicado debido a que sufrió un debilitamiento en su capacidad de acción interna y ahora es más dependiente de la comunidad internacional “que no tiene mucho más margen de maniobra”.
El analista planteó que para la oposición es fundamental fortalecer sus alianzas internas para evitar nuevas fracturas, especialmente de cara a las elecciones parlamentarias previstas para este año.
Guaidó no ha ofrecido mayores precisiones sobre sus próximos pasos y sólo convocó para el martes a una sesión de la Asamblea Nacional, aunque se desconoce si las fuerzas de seguridad le permitirán a la mayoría opositora acceder al Palacio Legislativo.
Por su parte, diputado Franklyn Duarte, primer vicepresidente de la directiva paralela de la Asamblea Nacional, defendió el lunes su nombramiento asegurando que la nueva junta directiva se designó con el quorum necesario e hizo un llamado a la reconciliación.
“Mi enemigo no es Guaidó sino los comunistas que han destruido el país durante los últimos 20 años”, dijo el disidente del bloque opositor al canal de noticias local Globovisión y agregó que está dispuesto a dialogar con el líder opositor para sesionar el martes.
Durante una confusa sesión dominada por enfrentamientos entre parlamentarios y las fuerzas de seguridad, fue juramentada el domingo con el apoyo de un grupo de diputados oficialistas y disidentes de la oposición la dirección paralela integrada por Luis Parra, que asumió como presidente del cuerpo, Duarte como primer vicepresidente y José Gregorio Noriega como segundo vicepresidente.
Tanto Parra como Noriega habían sido expulsados el mes pasado de los partidos opositores Primero Justicia y Voluntad Popular tras resultar implicados en un caso de corrupción y ser acusados de supuestamente haber recibido dinero del gobierno para votar contra Guaidó, señalamientos que rechazaron los congresistas.
El nombramiento de la junta directiva paralela fue avalado por la bancada oficialista y más de una docena de diputados que rompieron con la oposición, dejando al descubierto las fracturas en el bloque. De los 167 diputados de la Asamblea Nacional un centenar son de la oposición, unos 45 son del oficialismo y el resto son disidentes de ambos bandos.
Horas después del nombramiento de Parra y los dos vicepresidentes del Legislativo, un centenar de diputados opositores se concentró en las instalaciones del diario El Nacional para reelegir a Guaidó en la presidencia del Congreso.
Los incidentes ocurridos el domingo en el Congreso generaron reacciones de preocupación entre varios gobiernos de la región y Europa, que cuestionaron la manera en que se nombró a la directiva paralela de la Asamblea.
Estados Unidos, la Unión Europea y algunos países de la región expresaron su respaldo a Guaidó como jefe de la Asamblea Nacional.