Entre tantos desafíos que enfrenta hoy la economía costarricense, hay uno que representa una especial amenaza para su crecimiento: el 45% de la población de 15 años o más está fuera de la fuerza laboral. Si bien gran parte se concentra en la Región Central, dado que posee la mayor cantidad de habitantes, es un fenómeno que impacta a todas las regiones del país.
Así se evidencia en la última Encuesta Continua de Empleo, publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Esta incluye los indicadores del tercer trimestre de 2025, en comparación con el mismo periodo del 2024 y de años anteriores.
Los datos indican que la población fuera de la fuerza de trabajo creció en 124.000 personas durante el último año. Con este aumento, ya el país acumula 1,92 millones de personas en esa condición.

El mayor segmento corresponde a 1,86 millones de personas (el 96,9%) que no estuvieron disponibles para trabajar durante el trimestre.
En este grupo, el 29,3% indicó no estar disponible por obligaciones familiares (atender casa, niños u otras personas), el 28,5% por limitaciones de edad (incluyendo personas pensionadas) y el 21,7% por razones personales (estudios, viajes u otros).
El segundo grupo está conformado por 54.000 personas (2,8%) que declararon tener interés de trabajar pero presentan limitaciones, enfermedad o sufrieron algún accidente.
Finalmente, otras 6.000 personas (0,3%) dijeron estar disponibles pero desalentadas. Entre otras razones, mencionaron que se cansaron de buscar, no les dan trabajo por edad, sexo, raza o discapacidad, o no hay opciones en su zona.
¿Quiénes son?
Los datos demuestran que la reducción de la fuerza laboral tiene diversas causas; entre ellas, el acelerado envejecimiento de la población, los cambios en el mercado laboral y las brechas de género que persisten en el país. A la vez, posee múltiples implicaciones sociales y económicas.
“La reducción de la población en edad de trabajar limita la capacidad productiva del país y desacelera el crecimiento de largo plazo”, advirtió la economista Roxana Morales, coordinadora del Observatorio Económico y Social (OES) de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional (UNA).
Dicha entidad realizó un estudio sobre la evolución del mercado laboral a partir de la pandemia por covid-19, titulado Dinámicas laborales pospandemia en Costa Rica (2019-2025).
Su análisis determinó que el 75% de las personas que salieron del mercado laboral en ese periodo tienen 60 años o más. Sin embargo, en todos los grupos de edad aumentó la población fuera de la fuerza de trabajo.
“La reducción en la cantidad de personas ocupadas en Costa Rica durante los últimos seis años se explica, en gran medida, por la disminución de empleos en ocupaciones que requieren bajos niveles educativos. Entre los sectores más afectados se encuentran la agricultura, la construcción y el servicio doméstico”, explica el estudio.
Los datos del INEC también confirman que la población femenina sigue en desventaja, pues 1,22 millones de las personas que están fuera de la fuerza laboral son mujeres y 699.000 son hombres.
“El envejecimiento poblacional y la creciente demanda de cuidados suelen intensificar las brechas de género. Las mujeres, que históricamente asumen la mayor parte del trabajo de cuido no remunerado, enfrentan mayores obstáculos para integrarse al mercado laboral”, agregó Morales.
¿Dónde hay más abandono?
Costa Rica cuenta con una fuerza de trabajo de 2.341.029 personas, distribuidas en seis regiones socioeconómicas. No obstante, la participación laboral se ha reducido en todo el país.
En el último año, la tasa neta de participación a nivel nacional pasó de 57,3% a 54,9%, una disminución estadísticamente significativa de 2,4 puntos porcentuales (p.p.) entre el tercer trimestre de 2024 y el mismo periodo de 2025.
La Región Central es la más afectada por esta problemática, con un total de 1.164.174 personas fuera de la fuerza laboral, que corresponden al 60,5% de esta población.
En segundo lugar se encuentra la Región Huetar Norte, donde 176.720 personas han abandonado la fuerza de trabajo, es decir, un 9% del total nacional registrado al tercer trimestre de este año.
De hecho, al revisar los datos de la última década, la Región Huetar Norte es la que ha experimentado un mayor crecimiento de la población fuera de la fuerza laboral, pasando de 116.016 a 176.720 personas; un aumento de 52,32% entre el tercer trimestre de 2015 y el mismo periodo de 2025.
En otras palabras, la participación laboral en dicha región pasó de 58,6% a 49,4%, una reducción de 9,2 p.p. en 10 años.
Esta región comprende los cantones de San Carlos, Guatuso, Los Chiles y Upala, en la provincia de Alajuela, y parte del cantón de Sarapiquí en Heredia.
En coincidencia con el estudio del OES, el economista Marco Otoya señaló que el abandono de la fuerza laboral en las regiones se relaciona con la contracción de los sectores económicos que requieren una mano de obra no calificada.
“En particular, la reducción de la participación laboral en la Región Huetar Norte se puede atribuir a que es una región que depende mucho de estas actividades económicas que se están contrayendo, principalmente el sector agrícola”, afirmó.
Después de la Huetar Norte y la Central, la tercera región que ha perdido más fuerza laboral es la Huetar Caribe, que abarca la provincia de Limón.
La tasa neta de participación laboral se ha reducido en todas las regiones, excepto en la Pacífico Central.
“Esta reducción tiene una repercusión importante a nivel de la economía en general, porque supone una menor disponibilidad de ingresos en los hogares y eso se traduce en un menor consumo, lo cual también afecta el crecimiento, afecta la demanda y repercute en cadena en el empleo”, dijo Otoya, miembro del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (CINPE), de la UNA.
Implicaciones
Entre otras implicaciones para el país, Morales destacó que la menor oferta de trabajadores eleva los salarios en los sectores con escasez, encarece la producción y afecta la competitividad internacional.
Además, con menos cotizantes y más jubilados, aumenta el riesgo financiero de los sistemas de pensiones, lo que obliga a considerar ajustes para garantizar su sostenibilidad.
“El aumento de la proporción de personas jubiladas respecto a la población ocupada incrementa la presión sobre los trabajadores activos, especialmente en contextos donde una parte significativa de la población no cotizó durante su vida laboral”, dijo la economista, en alusión a la alta informalidad que existe en Costa Rica.
Según el estudio del OES, la población con empleo informal se redujo en 10,5 p.p. en los últimos 6 años, pero todavía existen más de 771.000 personas en esa condición.
“Tras la pandemia, un número considerable de personas dejó de formar parte de la fuerza laboral, afectando a todos los grupos de edad. Sin embargo, existe la posibilidad de que estemos subestimando la cantidad real de personas que actualmente perciben ingresos por trabajo. Es probable que muchos trabajadores informales opten por no declarar su situación laboral ante los encuestadores, por temor a ser identificados como parte de la economía informal o por estar involucrados en actividades al margen de la legalidad”, advierte el estudio.
Además del impacto del envejecimiento poblacional, dicho estudio destacó que un 20,7% de los jóvenes en el país no estudia ni trabaja; lo cual representaba una población de 146.258 personas al segundo trimestre de 2025.
Estas cifras reflejan la necesidad urgente de políticas públicas diferenciadas por edad, género y territorio, que promuevan la inserción laboral juvenil y reduzcan las brechas de acceso al empleo, concluyeron los autores del estudio.
