Siete jerarcas del gobierno del presidente Rodrigo Chaves anunciaron su renuncia este miércoles en una fecha clave: el límite legal que tenían para abandonar sus puestos si desean buscar una diputación. En realidad, el anuncio lo hizo el propio mandatario, quien intentó evitar cualquier alusión directa a las posibles intenciones electorales de las siete figuras y solamente aseguró que buscarían “otros rumbos y otras maneras de servir a la patria”.
Que el anuncio proviniera directamente de Chaves tiene un valor simbólico destacable. A fin de cuentas, hablamos del presidente que pide sistemáticamente a la población —que le apoya mayoritariamente— influir en las próximas elecciones legislativas y entregarle una mayoría aplanadora en el Congreso que le permita reformar al país como él quisiera.
Chaves, sin embargo, tiene prohibido hablar de asuntos electorales. Ese es el caso de cualquier presidente en activo. No obstante, los diputados de la Asamblea Legislativa sí pueden hacerlo. Por eso, la voz clave para entender las salidas fue la de Pilar Cisneros, la principal vocera del oficialismo en el Congreso. Ella había confirmado desde hacía una semana que varios ministros dejarían sus cargos antes del 31 de julio para buscar una curul en las próximas elecciones; aunque no precisó cuántos ni cuáles.
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Desde entonces, se levantó una campaña de expectativa, intencionada o no, que se resolvió hasta este 30 de julio. Dejaron su cargo:
- Stephan Brunner, primer vicepresidente de la República
- Nogui Acosta, ministro de Hacienda
- Marta Esquivel, ministra de Planificación
- Ángela Mata, ministra de Vivienda
- Cindy Quesada, ministra de la Condición de la Mujer
- Esmeralda Britton, presidenta ejecutiva de la Junta de Protección Social (JPS)
- y Juan Manuel Quesada, presidente ejecutivo del Instituto de Acueductos y Alcantarillados (AyA)
Estas siete salidas con tintes electorales son las más recientes, pero no las únicas. Se unen a otras cinco que ocurrieron a finales de enero pasado, cuando se cerraba el plazo para que los miembros del gabinete dejaran sus cargos si tenían interés de postularse para la Presidencia o la Vicepresidencia de la República.
Se trata de una desbandada inusual en comparación con las últimas administraciones y en medio de la cual incluso se llegó a plantear que el propio presidente Chaves podía dejar su cargo para impulsar el voto por diputaciones y buscar su propio espacio en Cuesta de Moras. Esa fue una idea que él mismo soltó al ruedo desde finales de 2024, pero que finalmente descartó. “La decisión fue quedarme”, zanjó, alegando temores a ser perseguido o desprestigiado lejos de la Presidencia. Lo que haga más tarde, añadió, dependerá de “lo que pase en el ciclo normal de la democracia”.
Una apuesta riesgosa
La renuncia de todas estas figuras en busca de una eventual diputación es una apuesta política de alto riesgo.
El presidente Chaves y su grupo afín sostienen que buscarán trasladar la popularidad del mandatario a las urnas y conseguir 40 o más diputaciones. Sin embargo, eso siempre es improbable, según describió el politólogo Ronald Alfaro, del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP), de la Universidad de Costa Rica. Él recordó que ningún político lo ha logrado y que incluso Luis Alberto Monge solo pudo tener 33 congresistas oficialistas en 1982, a pesar de que arrolló en la primera ronda luego de la crisis con Carazo.
“Que esto sea un premio o no para los exministros depende de las probabilidades que realmente tengan de éxito”, opinó. “Y con la dispersión de los apoyos partidarios que hemos visto en los últimos procesos, es más probable que varios partidos logren entrar en la Asamblea”, añadió.
Alfaro también recordó que las elecciones legislativas son mucho más territoriales y difíciles de disputar desde una perspectiva nacional (por ejemplo, apelando a la mera popularidad de Chaves y de su gobierno). Además, señaló que el oficialismo también tendrá que ser muy estratégico a la hora de conformar sus listas para diputaciones sin generar más tensiones internas.
“Esto no es como que hoy salís de gobierno y tenés garantizada una curul de manera automática, más bien esa es la parte compleja ahora. Hay muchos factores en juego como cuánta gente va a votar, cuál será el número mínimo de votos para aspirar por una diputación, cuántos partidos van a competir y hasta el tema de la alternancia de género, porque algunos de los que salen hoy tal vez no puedan encabezar las papeletas de las provincias o estarán inscritos en otras zonas", opinó. ”El riesgo de salir del gobierno y quedarse fuera de todo después, hoy, es alto”.
Además, no todos los jerarcas salientes han tenido un desempeño con alto perfil o respaldo popular. Mientras algunos se han destacado por su rol técnico o mediático, otros han tenido participaciones discretas, lo cual podría dificultar su conversión en figuras electoralmente viables.
Los jerarcas
¿Cuál es el perfil de los jerarcas salientes? Cada caso es diferente, aunque todos estuvieron en el Ejecutivo desde el primer día.
Nogui Acosta
Nogui Acosta, por ejemplo, fue nombrado como ministro de Hacienda por el presidente Rodrigo Chaves desde el día uno de su administración y su designación fue sorpresiva. Basta recordar que Acosta fue uno de los pocos funcionarios seleccionados por el mandatario que venían de trabajar en las administraciones anteriores, a las que tanto criticó como parte de su fórmula para llegar al poder.
Acosta fue viceministro de Hacienda en los primeros dos años del gobierno de Carlos Alvarado y fue un operador político clave para la aprobación de la reforma fiscal de 2018 y, con esos antecedentes, se convirtió en el mayor defensor de la austeridad financiera dentro del gobierno de Chaves.
Su tarea principal fue mantener las cifras del gobierno central relativamente estables y lo consiguió, con algunos matices; lo cual le valió aplausos y críticas por igual.
Su visión de la austeridad fiscal como medio para una mayor estabilidad de las arcas públicas en el futuro le permitió al Ejecutivo mantener balances financieros relativamente saludables en la Hacienda pública, reducir la tasa de crecimiento del endeudamiento a un nivel inferior que la producción y hasta obtener el beneplácito de las principales evaluadoras de crédito internacionales, que mejoraron las calificaciones del gobierno de Costa Rica.
Pero, al mismo tiempo, también le hizo convertirse en uno de los principales pararrayos de los reproches opositores, que acusan al gobierno de indiferencia y de fiscalismo excesivo frente a las grandes crisis que vive el país en asuntos como educación, salud y seguridad pública.
Stephan Brunner
Stephan Brunner, por otra parte, fue uno de los dos compañeros de fórmula presidencial de Rodrigo Chaves en 2022 y no tuvo un papel especialmente activo en los últimos tres años y medio. En general, su rol fue discreto y solo acaparó el foco mediático en pocas ocasiones, la mayoría de ellas relacionadas con su papel como tesorero en la campaña electoral chavista de hace tres años.
Por ejemplo, en agosto de 2022 se filtró un audio suyo en el que reconocía la existencia de un fideicomiso en el que personas jurídicas “metieron plata” para la campaña de Chaves y que, por lo tanto, había dinero y activos “contaminados” sobre los que el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) no sabía.
Ese audio fue una de las piezas que luego llevó al propio TSE a denunciar al PPSD por utilizar dos estructuras paralelas de financiamiento, lejos de los controles mínimos que exige la ley; y más tarde, también contribuyó a que la Fiscalía General de la República a presentara una acusación penal formal en contra del presidente Chaves, del vicepresidente Brunner y de varias otras figuras del gobierno como el canciller Arnoldo André y los diputados Luz Mary Alpízar, Waldo Agüero y Paola Nájera.
Más allá de eso, el papel de Brunner fue secundario. Incluso contrastó con el de la segunda vicepresidenta, Mary Munive, quien asumió carteras como Salud o Deportes en los últimos tres años.
Brunner ocupó pocos titulares y algunos de ellos relacionados con declaraciones polémicas; por ejemplo, cuando invitó a los grupos exportadores afectados por la apreciación del colón analizar si cambiar de actividad o cuando dijo, a pesar de que la política monetaria no es parte de sus funciones, que el tipo de cambio bajo no sería pasajero y a lo mejor seguiría bajando.
Marta Esquivel
Marta Esquivel, por otra parte, también fue una figura que logró mantenerse y ganarse la confianza del presidente Rodrigo Chaves en los últimos tres años y medio, aunque su participación en el Ejecutivo fue diferente. La exmagistrada suplente ocupó hasta tres cargos distintos a lo largo de toda la administración.
Inició como ministra de Trabajo hasta setiembre de 2022, luego fue presidenta ejecutiva de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) hasta finales de 2024, y finalmente fue designada como ministra de Planificación Nacional.
De todos estos pasos, el que le valió un mayor nivel de exposición mediática fue el de la CCSS. En esa institución, alegó ver insostenibilidad financiera (en el mismo tono que Chaves); cuestionó la capacidad de la institución para llevar adelante planes de expansión; y hasta abanderó algunas de las posturas más controvertidas del actual gobierno, como la de oponerse a la construcción del nuevo hospital Max Peralta, en Cartago, tal como estaba planteado originalmente.
Pero el punto más polémico de su gestión llegó en setiembre de 2024, cuando fue detenida por las autoridades judiciales como parte de las pesquisas del ‘Caso Barrenador’: una supuesta trama de corrupción en la CCSS que habría permitido contratar a varias entidades para administrar áreas de salud y equipos básicos de atención integral en salud (ebáis) con presuntos sobreprecios.
Esquivel y el gobierno siempre negaron cualquier irregularidad; sin embargo, la jerarca fue suspendida del cargo de forma cautelar en octubre de 2024.
Ante esa suspensión, finalmente el presidente Chaves optó por moverla al Mideplán, pero nunca le quitó su respaldo público.
Otras figuras
Las otras cuatro renuncias que se confirmaron este miércoles fueron de figuras con un perfil sustancialmente menor: Ángela Mata, ministra de Vivienda; Cindy Quesada, ministra de la Mujer; Esmeralda Britton, presidenta de la JPS; y Juan Manuel Quesada, presidente del AyA.
Algunos de ellos enfrentaron polémicas, aunque menos mediáticas.
Por ejemplo, Britton fue cuestionada por presionar a subalternos para otorgarle la gestión de su pauta publicitaria al Sistema Nacional de Radio y Televisión (Sinart) o para retirar el programa ‘La Rueda de la Fortuna’ de Teletica; mientras que la Contraloría General de la República hace pocas semanas pidió al AyA que rinda cuentas sobre la compra de un vehículo de lujo para Quesada.
Por otra parte, figuras como Cindy Quesada se recuerdan más por su rol activo en la campaña que llevó a Rodrigo Chaves a Zapote en 2022, con el PPSD.
El perfil de los cuatro ha sido más bajo y ninguno cuenta con éxitos de gran envergadura.
Segunda desbandada
El 30 de enero de 2025, otras cinco figuras también renunciaron al filo del plazo legal para postularse a la Presidencia o Vicepresidencias. Se fueron de sus cargos:
- Laura Fernández, ministra de la Presidencia
- Mauricio Batalla; ministro de Obras Públicas y Transportes
- Anna Katharina Müller, ministra de Educación
- Francisco Gamboa, ministro de Economía
- Osvaldo Artavia, presidente ejecutivo Instituto de Desarrollo Rural (Inder),
Desde entonces, Fernández ya anunció que desea ser la candidata presidencial del oficialismo para las próximas elecciones y Gamboa no solo fue elegido como secretario general del Partido Pueblo Soberano (PPSO) —que fue designado por el chavismo como su ‘vehículo’ para los próximos comicios—, sino que también buscaría la vicepresidencia al lado de Fernández.
Batalla también se perfilaba para cumplir un rol similar, pero recientemente se retiró de la política. Lo hizo poco después de que dejó su cargo en el gobierno, cuando se hizo público que le había pagado ¢3 millones a una mujer para que archivar un expediente judicial en su contra por tres presuntos delitos de abuso sexual en 2019.

Inestabilidad máxima
La acumulación de renuncias, según la profesora e investigadora de la Escuela de Ciencias Políticas de la UCR, Carolina Ovares Sánchez, evidencia una priorización por parte del gobierno de sus intereses electorales por encima de la gestión de lo que resta de este cuatrienio.
En todas las administraciones ha sido normal que alguno o algunos de los principales jerarcas del gobierno renuncien para buscar cargos de elección popular; sin embargo, 12 salidas en menos de seis meses enmarcan una tendencia diferente.
“No se ve un gabinete que esté operando como generador de política pública, sino como una plataforma de tránsito o un trampolín hacia el 2026”, señaló. Desde su punto de vista, la conclusión es clara: “El oficialismo está priorizando la continuidad de su proyecto político por encima de la estabilidad gubernamental”, subrayó.
Chaves, sin embargo, dijo a la prensa “no estar preocupado con el desempeño del gobierno”. “Tenemos gente muy preparada”, aseguró este miércoles.