
En las tres últimas ceremonias de traspaso de poderes, los expresidentes Abel Pacheco, Óscar Arias y Laura Chinchilla, con rostro de ilusión y ante miles de personas, asumieron y pronunciaron sus primeros discursos del 8 de mayo, esmerándose en resaltar sus compromisos con buen verbo y estilo propio, tras recibir la banda que les otorgó el nombramiento oficial como Presidentes de la República.
Combate a la pobreza. El contexto internacional de cambios. La lucha por recuperar la seguridad. Los ejes de los tres últimos discursos de investidura presidencial han evidenciado el intento de los mandatarios entrantes por marcar su estilo desde el primer día.
Hace 12 años, Pacheco celebró con su carisma la toma de posesión en el Teatro Melico Salazar, al ser el primer mandatario que rompió con la tradición de que la ceremonia se desarrollara en el Estadio Nacional.
Recibió la banda con halagos a su antecesor y compañero de partido Miguel Ángel Rodríguez, dejando claro que su prioridad durante su mandato serían las personas y familias pobres.
Su eje central del discurso fue dejar claro su compromiso por crear condiciones que permitieran sacar de la pobreza al 20% de compatriotas que en ese momento estaban bajo dicha condición.
Cuatro años después, Pacheco entregó la banda al primer presidente reelecto en la historia reciente de la democracia costarricense y representante de la oposición, Óscar Arias.
Proyección internacional
Arias tuvo la experiencia de pronunciar por segunda vez un discurso presidencial, aunque en medio de un contexto muy distinto tanto político como social, al de la guerra centroamericana que le tocó asumir en su periodo 1986-1990, mandato en el que recibió el Premio Nobel de la Paz.
Enfocó su discurso del 8 de mayo de 2006 en un marco internacional, donde destacó su prioridad de reinventar el rumbo del país asumiendo un gobierno en tiempos de cambio pero con el compromiso de definir un norte para Costa Rica y empezar a navegar hacia él.
Como ejes resaltó su compromiso por la vida, la democracia y el desafío de cambiar en paz.
En sus palabras mantuvo un ancla por el papel de Costa Rica en el mundo, la proyección internacional y el propósito de que el país se encaminara junto con América Latina hacia la adaptación global que exigían los tiempos.
Las palabras de la primera Presidenta
Hace cuatro años Costa Rica escuchó por primera vez un discurso presidencial de boca de una mujer: Laura Chinchilla.
Sus palabras en el discurso fueron emotivas, y más que resaltar promesas, se dedicó a proyectar conceptos de esperanza, firmeza y honestidad que ejecutaría durante su mandato, así como la búsqueda por elevar la creencia en la política.
Dijo que mantendría un diálogo con apertura por una Costa Rica, que es el hogar en común y por el que se esmeraría en buscar un imperativo ético de escuchar, poner oído atento y deliberar.
Y destacó que trabajaría por una Costa Rica más segura y más tranquila, con mayor y mejor presencia policial, así como por un país más educado, sano, con más y mejores viviendas, con opciones de cuido para su niños, niñas y adultos mayores, y en el combate a la pobreza.
Hoy le corresponde a Chinchilla entregar su legado al primer presidente que no proveniene del bipartidismo: Luis Guillermos Solís, quien recibe el cargo con una alta expectativa de cambio por parte del más del millón de votos que recibió el pasado 6 de abril y tratará de plasmar esa intención en este discurso, así como hicieron sus antecesores.