María Teresa Candia, es una nicaragüense de 43 años. Tiene ocho años de trabajar en Costa Rica y sus estudios académicos llegaron hasta terminar la secundaria.
Ella es parte de los 411.408 inmigrantes que hicieron de Costa Rica su domicilio y que podrían ayudar al país a sobrellevar el envejecimiento de la población y los efectos de este fenómeno en la economía.
De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) del 2015, un 78,30% de la población inmigrante –más de 322.000 personas–, provienen de Nicaragua.
El porcentaje restante lo hace de otros países centroamericanos (6,14%) y de otros países alrededor del mundo (15,5%), según las variables contempladas en la encuesta.
No todos comparten las mismas características de María Teresa. Por el contrario, la mayor cantidad de inmigrantes atraviesan las fronteras costarricenses con el sexto año aprobado, solo por poner un ejemplo.
¿Por qué es importante el mapeo de esta población?
Sin embargo, favorecer demandas laborales insatisfechas y hasta extender el bono demográfico nacional, son señaladas como aportes reales de esta población para el país.
“El aporte de las migraciones a las economías donde se insertan se puede calcular en cerca de un 10% del PIB del país”, sostuvo Guillermo Acuña, director del Instituto de Estudios de Población (Idepo).
Con ello, los retos para el Ejecutivo se mantienen. Entre ellos, una mejora en los sistemas de regulación migratoria.
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Migrantes bajo lupa
Reconocer quienes son los inmigrantes que alberga el país es el primer paso para la toma de decisiones.
De acuerdo con la encuesta, en términos generales, el país se enfrenta a una población mayoritamente llega al país para vivir por debajo de la línea de la pobreza multidimensional.
Un 42% de los hogares de inmigrantes padecen alguna privación en educación, vivienda y salud, entre otras variables.
Al mismo tiempo, se trata de una población diversa en sus orígenes, aunque el nicaragüense es el que prevalece.
Las diferencias se asoman al analizar a los inmigrantes según su grado académico.
Los inmigrantes nicaragüenses y del resto de los países de Centroamérica suelen tener el sexto año aprobado. Por su parte quienes llegaron al país provenientes de otras partes del mundo cuentan, en su mayoría, con la secundaria completa.
“Los impactos están ligados a la importancia y la vigencia de las necesidades que vienen a satisfacer los inmigrantes. No se trata solo de lo que pueda aportar una persona”, dijo Salvador Gutiérrez, Oficial Regional de Enlace y Política de la OIM para Centro, Norte América y el Caribe.
La migración suma
Ante una población costarricense que envejece rápidamente el aporte de los inmigrantes gana relevancia.
En el 2050, por cada diez personas en edad de trabajar (entre 15 y 64 años), casi seis serán tan niños o tan mayores que tendrán que depender de otros, indican las proyecciones del Centro Centroamericano de Población de la Universidad de Costa Rica (CCP).
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La población local cada vez tiene menos hijos, ahí la inmigración podría ayudar a dinamizar el crecimiento poblacional y estimular más la economía.
Los indicadores demográficos del país evidencian que la fecundidad continúa en descenso.
En el 2015, las mujeres tuvieron en promedio 1,8 hijos o hijas, una cifra menor a la tasa de reemplazo, que es de 2,1, según datos del INEC.
Con este panorama, uno de los puntos a favor de la inmigración es suplir las necesidades futuras del mercado laboral en cuanto a disponibilidad de trabajadores.
Sin embargo, el grado de calificación de esta mano de obra dependerá, nuevamente, del éxito de programas de formación y capacitación impulsados por el Gobierno.
“Son los inmigrantes quienes han logrado extender el bono demográfico durante más tiempo, y quienes podrán sostener los regímenes de pensiones en el futuro. Eso si el Estado logra insertarlos en el sector formal”, explicó el demógrafo Gilbert Brenes.
Retos país
La irregularidad migratoria es el principal reto para los países que albergan inmigrantes, y Costa Rica no es la excepción.
La legalidad es el primer paso para que estas poblaciones se inserten en el mundo laboral.
Para lograr esto se deben mejorar los modelos de gestión migratoria para hacerlos más acordes a la realidad del mercado laboral y para que tomen en cuenta los diferentes tipos de inmigrantes. “No es conveniente aplicar un mismo proceso de gestión para autorizar un permiso de trabajo de un consultor temporal que de un trabajador agrícola”, dijo Gutiérrez.
Desde el Gobierno, aseguran que el tema se atiende con una política integral.
Es decir, en paralelo a la formalización de sus condiciones migratorias, se procura atender la incorporación de esta población en el mercado de trabajo, el respeto a sus derechos, y su incorporación en programas de formación técnica.
Carlos Alvarado, ministro de Trabajo, pero quien estuvo al frente de la cartera de Bienestar Social, estimó que una institución como el IMAS atiende un 6% de población extranjera, “porcentaje similar al que atiende otros servicios de seguridad social”.