El cierre del año calendario brinda una pausa para que los empresarios ordenen aspectos que pudieron quedar desatendidos en meses anteriores.
Especialmente cuando se trata de un nuevo negocio, que se categorice como pequeña y mediana empresa (pyme), es importante aprovechar este espacio para preguntarse si se ha hecho la inversión necesaria para proteger su empresa en materia de propiedad intelectual.
Si no se han dado pasos en este sentido, el empresario debe considerar el rubro dentro de su presupuesto, o bien, destinar parte del financiamiento que obtenga para cubrirlo.
El otorgamiento de créditos a las pymes va dirigido al desarrollo comercial de estas; sea este la expansión del negocio o franquicia; o emprendedurismo, entre otros rubros.
Algunas de estas actividades se realizan por medio de los signos externos, como pueden ser marcas, logotipos y otros elementos de propiedad intelectual que constituyen activos intangibles que deben protegerse.
Este paso es necesario pues les permite a las empresas obtener un reconocimiento en el mercado, aumentar las ventas y generar fidelidad en el consumidor.
La protección de las marcas, además, llega a adquirir valor con el tiempo que, muchas veces, supera el valor en libros. De esta manera, aumentará su activo y reducirá la tasa de endeudamiento.
Si una pyme estuviera en búsqueda de inversionistas para el próximo año, tener marcas relevantes en el mercado y debidamente registradas representa un gran atractivo para quienes puedan aportar capital. La protección de las marcas se convierte, entonces, en un activo muy valioso para la empresa.
Decisión prioritaria
Por más pequeño que sea un negocio, su marca, su nombre comercial y los logotipos que lo diferencian en el mercado deben protegerse lo antes posible.
Lo recomendable es iniciar los trámites en paralelo con los procesos de registro como pymes e, incluso, desde antes de iniciar operaciones.
El registro y protección de las marcas, ya sea a nivel personal o empresarial, permiten una protección directa, no solo de los productos o servicios tutelados por esta, sino, además, un reconocimiento a nivel comercial y empresarial.
El caso de Bambai Mongolian Grill es ejemplo de una pyme costarricense que logró establecerse, a nivel nacional e internacional, con una marca protegida desde el inicio de sus operaciones.
Hoy forma parte de importantes foros nacionales donde se le reconoce como una empresa innovadora, exitosa y rentable.
De la misma manera, por medio del posicionamiento de su marca, ha logrado franquiciarse exitosamente a nivel internacional.
Este crecimiento fue habilitado, en parte, por la debida y oportuna decisión de invertir en la propiedad intelectual de su negocio.
Las pymes que, por el contrario, ya han iniciado sus operaciones y no gozan de esta protección, deben efectuar los trámites a la brevedad posible.
Los beneficios que se obtienen del proceso de registrar las marcas compensan la inversión requerida para ello.
El acompañamiento de asesores legales y financieros, además del apoyo de una entidad bancaria, pueden facilitar el camino para las pymes que decidan poner la propiedad intelectual como un rubro prioritario en el 2014.