Si está pensando en matricular a sus hijos en alguno de los 50 colegios privados con mejor rendimiento en las pruebas de admisión a la UCR, la UNA o el TEC, es muy probable que se enfrente a una pregunta clave: ¿vale la pena pagar el colegio más caro en busca de un mejor desempeño académico?
El Financiero realizó un análisis detallado.
Tomamos las calificaciones promedio de los 50 colegios con un mejor desempeño en los procesos de admisión a cada universidad pública, y contrastó esos rendimientos con el costo anual de matrícula y las mensualidades en el 2024 (año de la última prueba de admisión aplicada).
Estos fueron los resultados.
Ficha metodológica
EF revisó la relación entre el costo anual (matrícula y mensualidades) de cada colegio, y las notas promedio en las pruebas de la Universidad de Costa Rica (UCR), al Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) o a la Universidad Nacional (UNA) del 2024.
Selección de colegios:
- Se incluyeron los 50 centros con mejores promedios en cada universidad, siempre que al menos 10 estudiantes aplicaran la prueba.
- Las listas se construyeron con criterio de representatividad territorial, tomando como base la matrícula de secundaria en cada provincia. Finalmente, se incluyeron 20 colegios de San José, 9 de Heredia, 8 de Cartago, 7 de Alajuela, 3 de Guanacaste, 2 de Puntarenas y 1 de Limón en cada recuento.
Muestra final con datos de matrícula:
Los costos anuales de matrícula utilizados fueron los del 2024 (año en que se realizó la prueba).
Para obtener esa información, EF consultó la información recolectada en el Especial de Colegios 2024 y en el Especial de Colegios 2025, publicados en 2023 y 2024.
Estos especiales recogen los costos de inscribir a estudiantes en séptimo grado de los colegios privados del país.
Finalmente, se contó con la información completa de:
- 41 de 50 colegios en el caso de la UCR.
- 42 de 50 colegios en el caso del TEC.
- 39 de 50 colegios en el caso de la UNA.
Técnica estadística:
A partir de la información obtenida, se calcularon coeficientes de correlación de Pearson (r) y coeficientes de determinación (R²).
Estos dos indicadores sirven para estimar el grado de asociación entre ambas variables (el costo y las calificaciones promedio).
Limitaciones:
- El análisis se centra únicamente en los grupos de 50 colegios de alto rendimiento. No es representativo de todo el sistema educativo nacional, ni de todos los colegios privados del país.
- No se consideraron otros factores que influyen en los precios o en el desempeño académico (por ejemplo, convenios internacionales, infraestructura o servicios extracurriculares como alimentación o formación en campos alternativos).
Caso por caso
Los resultados de hacer ese análisis en todos los casos arrojaron correlaciones positivas, pero bajas; y porcentajes de determinación también limitados.
En palabras sencillas, si su hijo ya está dentro de alguno de los colegios en el top-50 de desempeño en las pruebas de la UCR, el TEC y la UNA; pagar más incide poco en las notas de admisión.
Clave metodológica |
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Así es como funcionan los índices de correlación y los porcentajes de determinación: |
Los índices de correlación van de -1 a 1 y se leen de la siguiente manera: — Si el número es positivo y cercano a 1, se entiende que la relación es positiva y alta. — Si el número es positivo, pero lejano a 1, se entiende que la relación es positiva y baja. — Si el número es negativo y cercano a -1, se entiende que la relación es negativa y alta. — Si el número es negativo, pero lejano de -1, se entiende que la relación es negativa y baja. |
Los porcentajes de determinación se expresan como porcentajes y, entre más altos son, mayor se estima que es la conexión entre una variable y la otra. |
Los resultados en el caso de cada proceso de admisión fueron los siguientes:
- En el caso de los 38 colegios del top-50 de la UCR, el coeficiente de correlación fue de 0,38 y el porcentaje de determinación de un 14,7%.
- En el caso de los 39 colegios del top-50 del TEC, el coeficiente de correlación llegó a 0,21 y el porcentaje de determinación fue de 4,2%.
- En el caso de los 35 colegios del top-50 del UNA, el coeficiente de correlación llegó a 0,33 y el porcentaje de determinación de 10,9%.
Esto sugiere que la relación entre precio y el rendimiento en las pruebas existe en todos los casos analizados, pero que es muy débil; y que el costo de la matrícula siempre explica menos del 15% de las diferencias en las notas de admisión.
Todos esos resultados son más fáciles de comprender desmenuzando los datos.
Por ejemplo, se puede observar que el Liceo Bilingüe José Figueres Ferrer, de Cartago, obtuvo notas altas en todos los procesos de admisión universitarios (635 en la UCR, 646 en el TEC y 712 en la UNA); a pesar de que el costo anual de su matrícula y de sus mensualidades fue uno de los más bajos en todos los casos analizados (¢668.000 anuales en 2024).
Por otra parte, el Colegio Bilingüe San Judas Tadeo registró una nota inferior a la de la mayoría de instituciones analizadas en el proceso de la UCR (592), pero el costo de matrícula anual fue el segundo más alto entre los colegios analizados en el proceso de admisión a esa casa de enseñanza (¢8,5 millones anuales en 2024).
Otro buen ejemplo sobre el fenómeno es el del colegio Yorkin, que obtuvo la mejor calificación promedio de todos los colegios privados y semiprivados que se analizaron en los procesos de admisión a la UCR y el TEC. Esa institución cobró ¢4,5 millones anuales en 2024, entre matrícula y mensualidades: un monto medio en la comparación con el resto de colegios.
Una aclaración importante es que los colegios no solo ofrecen la oportunidad de acceder a altos rendimientos en pruebas como las de las universidades públicas. Sus costos también pueden responder a múltiples otros servicios como parte del proceso de enseñanza que no se ven reflejados en ese campo.
Factor económico
La baja relación entre el costo de la matrícula y el desempeño promedio de los colegios en los procesos de admisión a las universidades públicas podría explicarse por varios factores.
Entre ellos, que el análisis hecho por este medio se concentra únicamente en los 50 mejores colegios en las pruebas universitarias. Esto implica, de entrada, una menor variabilidad entre las notas de los centros educativos.
Otra posible explicación es que los resultados académicos se suelen nivelar conforme se nivelan las capacidades socioeconómicas de los hogares y de los centros educativos de los estudiantes.
En ese sentido, la mayoría de los colegios abarcados en este análisis cobran montos superiores a los ¢3 millones anuales por concepto de matrícula y mensualidades para séptimo grado; lo cual implica una mayor probabilidad de que los jóvenes provengan de hogares con ambientes socioeconómicos óptimos y de que reciban condiciones igualmente positivas en sus centros educativos.
Según explicó Dagoberto Murillo, investigador del Programa Estado de la Nación (PEN), la nivelación del rendimiento cuando existen condiciones socioeconómicas óptimas ha sido altamente documentada.
“Cuando uno contrasta las diferencias de rendimiento con variables como el tema de los ingresos del hogar, la educación de los padres, el apoyo que experimenta el alumno o las expectativas que tiene sobre educación”, dijo, es común que “las brechas empiecen a disminuir”.
Este factor es el mismo que suele explicar por qué los estudiantes de colegios privados suelen obtener notas mejores que los de colegios públicos en las pruebas nacionales; o que haya grandes diferencias entre los estudiantes de colegios públicos que disponen de más recursos financieros y académicos (como los científicos o los bilingües) y los que provienen de instituciones que enfrentan más limitaciones (como los liceos rurales).
El efecto nivelador del dinero en materia educativa también lo han señalado constantemente organismos internacionales. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), por ejemplo, redactó en su informe de Estudios Económicos para Costa Rica del año 2023 que la disparidad de rendimiento entre colegios públicos y privados “en realidad desaparece si se toma en cuenta la condición socioeconómica de los estudiantes y de los centros educativos”.
Una base alta
La exclusividad de las instituciones de enseñanza secundaria que suelen ingresar al top-50 de desempeño en las pruebas de admisión universitarias queda patente cuando se analizan sus costos.
En los tres casos analizados (las listas de la UCR, la UNA y el TEC), el costo promedio de estudiar en los centros educativos fue de los ¢3,6 a los ¢4,1 millones anuales entre los colegios de los que fue posible obtener la información; mientras que las medianas (la “media tabla” de los costos) se ubicaron entre los ¢3,3 y los ¢3,6 millones anuales.
Para poner esos datos en contexto, ¢3,6 millones equivalen a unos ¢300.000 al mes, tomando en cuenta mensualidades y matrícula inicial; y ese monto está al alcance de pocas familias en Costa Rica.
La mediana salarial de los trabajadores del sector formal en Costa Rica es de ¢508.000, según datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) a inicios de este 2025. Usando ese monto como referencia, los ¢300.000 se comerían casi un 60% de la remuneración si solo una persona aporta económicamente a la educación de un único estudiante.
Según datos de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el ingreso promedio mensual por hogar en Costa Rica se calculó en ¢1,12 millones en el 2024. Para pagar esos ¢300.000, los residentes deberían destinar alrededor de un 27% de sus ingresos totales. La cifra sube a un 38% en la zona rural (¢783.439 de ingreso mensual).
Desembolsar esos montos para la educación es complicado para muchas familias cuando se toma en cuenta que el 50% de los hogares tenía por lo menos una deuda y uno de cada cuatro destinaba un 30% o más de su ingreso total exclusivamente al pago de deudas en 2022, según datos de la Encuesta Financiera a Hogares del INEC.
En conclusión, para los padres que buscan un colegio dentro de este exclusivo grupo, los datos sugieren que la decisión no debe basarse en la premisa de que “más caro es mejor” para el examen de admisión. El análisis invita a evaluar otros diferenciadores, como el proyecto educativo, el ambiente estudiantil o los programas extracurriculares, que justifican la inversión más allá de una nota.