Empleados del Ministerio de Hacienda mezclándose entre las filas de fanáticos en el Estadio Nacional, se convirtieron en protagonistas inesperados de la gira DeBí TiRAR MáS FOToS World Tour en Costa Rica, del cantante Bad Bunny.
La presencia de 110 funcionarios de esta institución pública durante las fechas del 5 y 6 de diciembre de 2025 ha levantado cuestionamientos: ¿Es necesaria tal demostración de fuerza administrativa en la era de la facturación digital?
La respuesta corta de la Dirección General de Tributación es sí. La respuesta larga involucra una compleja cadena de valor que va más allá de la venta de un boleto y que, según las autoridades, justifica lo que califican como un “operativo de control tributario masivo”.
La lógica del despliegue
El director general de Tributación, Mario Ramos, dijo al medio digital CRHoy que la cifra de 110 auditores responde a la magnitud del evento, que proyectó una asistencia acumulada de más de 121.000 personas durante las dos fechas.
La administración tributaria defiende que el operativo no es un capricho, sino una necesidad técnica para fiscalizar in situ una actividad económica efímera pero millonaria. Los funcionarios no estaban allí solo para ver el espectáculo; su labor se dividió en tareas críticas que, según Hacienda, no pueden validarse exclusivamente desde un escritorio:
- Control de aforo físico: Verificar que la cantidad de personas en el estadio coincida con los reportes de venta de boletos, un dato clave para calcular los ingresos reales y el pago de impuestos correspondientes.
- Fiscalización de la cadena de suministros: El concierto es un ecosistema comercial. Los auditores revisaron el cumplimiento de deberes formales en la venta de alimentos, bebidas y souvenirs (camisetas, gorras, mercancía oficial), así como los servicios tercerizados de seguridad privada, limpieza y emergencias médicas.
- Impuestos invisibles: Quizás el punto más crítico es la verificación del impuesto de remesas al exterior y el IVA por regalías. Al tratarse de artistas internacionales, los pagos por sus servicios y derechos de imagen deben tributar antes de salir del país.
¿Es normal este nivel de fiscalización?
Si bien Hacienda ejecuta planes de control en espectáculos públicos desde hace varios años, el volumen de este despliegue no es común, pero tampoco la cantidad de personas que irán a este evento. No es la norma para un concierto de teatro o un evento corporativo, pero se ha vuelto el estándar para los “megaconciertos” que mueven la aguja de la economía de servicios en un solo fin de semana.
Además, el operativo fue interinstitucional. Junto a Hacienda (Tributación, Aduanas y Policía de Control Fiscal), se anunció que participaron el Ministeriod e Economía, Industria y Comercio (MEIC), Seguridad Pública, el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) y la Municipalidad de San José, lo que explica la gran cantidad de autoridades en el recinto. Sin embargo, la proporción de auditores fiscales fue la que encendió el debate.
La crítica: ¿Rezago tecnológico o presencia necesaria?
La principal crítica al operativo proviene de la percepción de eficiencia. En un mundo donde la trazabilidad digital debería ser la norma, la presencia física de más de un centenar de inspectores fue calificada por sectores de la oposición como un anacronismo y una señal de hostilidad hacia el sector productivo.
La diputada independiente Kattia Cambronero fue una de las voces más vocales contra la medida, calificándola de “invasión” y cuestionando la capacidad tecnológica de la administración tributaria.
“Enviar 110 inspectores es una invasión a una actividad productiva en pleno proceso de gestión, pero además absurdo porque las entradas se venden en una plataforma donde de inmediato se verifica el pago del IVA”, señaló la diputada Cambronero en redes sociales.
🧵 Enviar 110 inspectores es una invasión a una actividad productiva en pleno proceso de gestión, pero además absurdo porque:
— Kattia Cambronero Aguiluz (@AguiluzKattia) December 5, 2025
Las entradas se venden a través de una plataforma donde de inmediato se verifica el pago del IVA.
Aforo y articulación de Inst. son tarea de Salud. https://t.co/Y7Rxgx5VO0
Para los críticos como ella, la fiscalización debería ser silenciosa y algorítmica, no presencial y disruptiva. El argumento es que, si la venta es electrónica, Hacienda ya debería tener los datos en tiempo real. Cambronero agregó que el despliegue evidencia una desactualización tecnológica y que resulta “ridículo” verificar todo físicamente en 2025, “en plena revolución de la IA”.
“Si ya es complicado producir en Costa Rica, Hacienda hoy lo ratifica”, sentenció Cambronero, advirtiendo sobre el mensaje negativo que se envía a los productores de eventos internacionales.
El saldo para el contribuyente
Desde Hacienda, el mensaje es otro: percepción de riesgo. La presencia visible de la autoridad tributaria busca disuadir la evasión en un sector que maneja altos flujos de efectivo y transacciones complejas en tiempos muy cortos. Aunque las entradas sean digitales, el consumo interno en el estadio (comidas, bebidas, mercancía) sigue teniendo componentes físicos que, sin supervisión, podrían escapar al radar fiscal.
Al cierre de esta edición, Tributación no ha detallado el monto de las irregularidades detectadas, pero la historia de estos operativos sugiere que el objetivo final no es solo la recaudación inmediata, sino la formalización de todos los actores que lucran alrededor de la visita del “Conejo Malo”.
Lo cierto es que, para bien o para mal, la Hacienda costarricense ha dejado claro que en los eventos masivos, ellos también tienen su propia “zona VIP” asegurada.
