“La decisión de Intel de cerrar sus operaciones de ensamble y prueba en Costa Rica de trasladar sus operaciones a Asia, debe ser vista como una señal de alerta que refleja los serios desafíos que enfrenta la competitividad país, y comprometen las inversiones, la generación de empleo de calidad y el crecimiento económico”.
El llamado de Rónald Lachner, presidente de la Asociación de Empresas de Zonas Francas de Costa Rica (Azofras), mediante un comunicado de prensa, fue claro y directo.
El sector que ha sustentado buena parte del crecimiento económico del país en los últimos meses pide tomar acciones urgentes y advierte que el mundo no esperará a que terminemos de discutir por años los temas que sabemos que debemos resolver para traer las inversiones que requerimos.
El Financiero conversó con Lachner sobre los retos de Costa Rica y su visión desde Azofras. A continuación un extracto de la entrevista.
¿Cuál es el punto principal del mensaje que ustedes querían dar al país y a las autoridades con ese comunicado que emitieron después del anuncio de Intel?
El mensaje es que estamos en un ambiente internacional muy retador, donde tenemos aranceles en nuestro principal mercado de exportación, donde tenemos algunos conflictos comerciales y conflictos geopolíticos, donde hay todavía efectos económicos de la pandemia, que hacen que las empresas internacionales que el país ha logrado atraer se vean de una u otra forma afectadas por factores externos, muchos de ellos los cuales nosotros no podemos controlar. Lo que nosotros sí podemos controlar son los elementos que nos hacen un país competitivo y ahí es donde debemos enfocarnos.
Algunas empresas me dicen que los tres principales problemas de competitividad del país son número uno, tipo de cambio; número dos, tipo de cambio y número tres, tipo de cambio.
— Rónald Lachner
Ustedes mencionan varios temas específicos: las jornadas de 12 horas, el tipo de cambio, los costos de la energía eléctrica, las altas cargas sociales. ¿Qué es lo que pasa en Costa Rica que discutimos y discutimos y no tomamos decisiones sobre temas que pueden marcar una diferencia en las inversiones que vienen al país? ¿Cuál es la lectura que usted realiza?
Bueno, hay una gran frustración, yo creo que en todo el sector productivo y de los costarricenses en general. No puede ser que un país tarde 20 años para todo. Ahora que estamos hablando de las jornadas excepcionales, tenemos dos décadas de estar en esto, de estar conversando y teniendo proyectos de ley.
Existen otros ejemplos de este tipo. Por ejemplo, la ley de armonización eléctrica. Esta ley lo que viene a hacer es abrir el mercado de generación eléctrica para que haya más generadores públicos o privados.
Lo que hay es frustración de ver cómo el país no avanza.
Las empresas internacionales toman decisiones, ellos no se esperan 20 años. Tienen plantas de manufactura o centros de servicio en diferentes países y constantemente están viendo en cuál país es más eficiente producir, en cuál país es más caro, y en cuál resulta más rentable operar.
Por más que la decisión de Intel tiene un trasfondo internacional importante, uno no deja de preguntarse: ¿si nos hubiéramos movido más rápido, habríamos podido retener esa parte de manufactura?
Son cosas que uno como costarricense realmente quisiera ver que se movieran más rápido. Yo creo que ciertamente hay en el sistema de gobernanza del país ciertos controles que se exceden algunas veces y hacen que proyectos de infraestructura muy necesarios se atrasen y, de nuevo, duremos décadas.
Tenemos que tener una visión más pragmática, entender que vivimos en un mundo cambiante, donde la tecnología nos ha llevado a operar y a tomar decisiones en periodos muy cortos. Y el mundo no se puede sentar a esperar a que Costa Rica cambie. Esa es la verdad.
Yo he recibido quejas de que, por ejemplo, de la zona franca El Coyol al aeropuerto Juan Santa María, que son unos 10 km, se pueden necesitar horas para que las empresas transporten sus productos por la mala infraestructura. ¿Usted ha recibido ese tipo de quejas también?
Yo lo he sufrido. Yo he estado en esas horas de presa. Lo que me parece positivo es que ya las obras (de mejora) están por arrancar. Ese es uno de los de los puntos críticos que se que se vio y que yo diría que es de agradecer a las autoridades del MOPT (Ministerio de Obras Públicas y Transportes), que rápidamente se dieron cuenta de que este es un problema que hay que resolver.
Hay otros ejemplos que se resuelven con voluntad y con alianzas público-privadas, como es, por ejemplo, el acceso a la zona franca Evolution, en Grecia, se hizo con compromiso del Gobierno y con compromiso de la empresa privada, que organizó las obras. Entonces, al final, así es como un país tiene que salir adelante, con la parte pública y la privada enfocadas con todos los partidos políticos. Parte de lo que queríamos decir nosotros en este comunicado es que esto no tiene que verse con banderas y no tiene que verse si se es Gobierno, progobierno, antigobierno, esto tiene que verse con el país.
Creo que todos estamos de acuerdo en que la inversión extranjera directa ha sido un modelo acertado para Costa Rica. Hace 30 o 40 años éramos un país con oportunidades limitadas, con productos de exportación limitados, básicamente agrícolas. Hoy día tenemos una diversidad de productos, tenemos empresas de muy alta sofisticación que transmiten ese conocimiento, lo que llamamos nosotros encadenamientos, porque les compran a empresas nacionales.
Han dinamizado la economía, la gente que trabaja en estos negocios ya tiene su plata, sus ahorros, pueden comprarse un vehículo, pueden salir a pasear a las playas de Costa Rica, activar el turismo, pueden ir a consumir, comprar sus condominios, sus apartamentos, pueden ayudar a su familia. Es decir, este es un modelo que ha sido exitoso y que yo creo que, sin distingo de banderas políticas, todos deberíamos estar apoyando a las zonas francas y a la atracción de la inversión extranjera directa.
¿Ha recibido usted también quejas de la apreciación del colón?
Bueno, algunas empresas me dicen que los tres principales problemas de competitividad del país son número uno, tipo de cambio; número dos, tipo de cambio y número tres, tipo de cambio.
¿Qué es lo que pasa? Sí, efectivamente ha habido un flujo muy importante de dólares a la economía costarricense. Sin embargo, considero que el Banco Central pudo haber actuado desde antes, decididamente porque una política cambiaria donde tenemos un colón así de apreciado hace que estas empresas, que tienen plantas en diferentes partes del mundo, midan constantemente sus costos y hayan visto de pronto, en dos o tres años, que sus plantas de Costa Rica se encarecieron entre un 20% y un 30%.
El tipo de cambio es algo que no solo afecta a las zonas francas, afecta al turismo y ahí están los números de turistas, que han bajado. Afecta a los exportadores, a los agroexportadores también. Ese tipo de distorsiones no son buenas para una economía.
Varias cámaras nos unimos hace 15 días en una nueva solicitud, en una nueva petición al Banco Central de que bajara la tasa de política monetaria. El Banco Central tenía meses o años de no moverse en ese campo, de tener una inflación fuera de rango, una inflación casi que en cero y nosotros pedíamos que se bajara la tasa política monetaria y, bueno, se bajó en un 0,25 (puntos). Creo que es muy poquito y muy tarde.
Si la situación sigue como ha estado desarrollándose durante los últimos meses, ¿qué podemos esperar en términos de inversión en zonas francas?
Seguiríamos en este ambiente retador. El nivel de los ejecutivos de estas empresas es tal, que ellos han logrado mantener sus empresas dentro de rangos competitivos a pesar de todos estos elementos. Tenemos un recurso humano que es tres veces más productivo que el promedio en Latinoamérica.
Realmente somos un país privilegiado en cuanto a zona horaria y en cuanto a en cuanto a localización cercana a los Estados Unidos, que es nuestro principal mercado de exportación.
Seguimos siendo atractivos y tenemos estabilidad política, estabilidad macroeconómica.
Tenemos que, en lugar de preocuparnos, ocuparnos de resolver estos temas que yo creo que son ya hartos conocidos, son temas estructurales del país. No se los podemos achacar a nadie en particular.